El director Danny Boyle presenta un retrato más cercano al polémico personaje, ofreciendo un viaje emocional que contrasta con la propuesta visual del director.
Ubicada entre bastidores en los minutos previos a tres lanzamientos de productos icónicos a lo largo de la carrera de Jobs, comenzando con la Macintosh en 1984 y terminando con la revelación de la iMac en 1998. Steve Jobs nos lleva detrás de la escena de la revolución digital para pintar un retrato íntimo de un hombre brillante en su epicentro.
Ciertamente lo que destaca desde el comienzo es el cast y las actuaciones, una abismal diferencia con la anterior biopic sobre Steve, en esta ocasión Michael Fassbender se muda a su piel de manera eficaz, en realidad se transforma, aunque no haya uso de un gran trabajo de maquillaje, tan solo el vestuario caracteristico de Jobs, Michael nos convence sin problema.
Kate Winslet como su mano derecha tiene gran peso en el filme y su comunicación como interacción deja respuestas a las preguntas sobre la personalidad del llamado genio. Los momentos más estremecedores vienen de la mano de los personajes de Jeff Daniels y Seth Rogen, este ultimo guiado por Danny Boyle para otorgarnos momentos memorables.
No se trata de precisión en los hechos que le inspiran sino de tomarlos y dar vida con ellos a tres actos estructurados alrededor del lanzamiento de la Macintosh en 1984, del NeXTcube en 1988, y de la iMac en 1998. En ellos lo que sucede tecnicamente se ubica pero no es el centro, las emociones de cada personaje y su entramado es lo que llega a la superficie. La relación entre Steve Jobs y su hija se convierte en el pulso de un cambio. Y en general la trama se mueve entre varios tonos de grises en donde todos tienen su verdad absoluta y las confrontaciones resultan ricas en contenido.
El guión y los textos de Aaron Sorkin cumplen parte importante al ser el material por el cual los actores logran un trabajo eficaz. Algo que se da por enterado pero no siempre sucede.
Aunque la propuesta visual del director es interesante, pocas locaciones exteriores, el interior para maximizar el caos que guarda el personaje y que explota en momentos clave, algunos momentos esto no resulta tan eficaz para impactar al espectador y el ritmo de la cinta será otro problema.
La redención en el tercer acto es otro de los baches, lo que se logró, se tambelea por el sentimentalismo con el cual se plagan sus dialogos y situaciones. Los textos resultan más incisivos pero sin el tono que da Sorkin al resto, y ese contraste no da resultados tan positivos como podría pensarse.
Un filme interesante cuyo minimalismo visual contrasta con la descarga emocional de los personajes y las buenas actuaciones. Un drama biográfico muy recomendable.
Calificación: 85 puntos
Por Luis
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