Conforme se desarrolla la historia, la familia estadounidense expatriada comienza a descubrir un lado de la India que muchos occidentales nunca antes han experimentado. “India es un lugar único y extraordinario, y hasta no estar ahí, no sabes cómo es en realidad”, comenta Aitken.
Roberts y Riera estaban fascinados con los Aghori, nativos indios que tienen una conexión con el espíritu maligno que ha regresado con Oliver. Para asegurar autenticidad en la interpretación de los Aghori, los realizadores llevaron a cabo una investigación extensa de varios rituales y mitologías hindúes.
Otra figura espiritual en el filme es Myrtu, una criatura que llega para llevarse a Oliver de regreso al inframundo. “Ella también conversa con los muertos, como los Aghori, pero es una combinación de ideas junto con un ente inventado”, explica Roberts. Él y Riera fueron cuidadosos en no representar o imitar cualquier dios o diosa hindú real, así que crearon a Myrtu a partir de varias inspiraciones, incluyendo la mitología griega y una mezcla de mitos hindúes.
Javier Botet interpreta a Myrtu, una figura de cuatro brazos. Al medir dos metros y pesar tan sólo 54 kilos, Botet provoca una impresión fuerte, y la gran flexibilidad de sus articulaciones es una ventaja que él coreografía con destreza para darle vida a criaturas sobrenaturales. El supervisor de efectos visuales Kev Cahill viajó antes a Madrid para conocer a Botet y al diseñador de maquillaje especial y efectos de criaturas Dan Martin, y para trabajar en las pruebas de movimiento. “Nos preguntábamos cómo íbamos a crear esos brazos, y después conocí a Javier, y nos dimos cuenta que era perfecto para el personaje. Decidimos que necesitábamos utilizar sus increíbles habilidades de movimiento y que eso fuera el mismísimo Myrtu”, comenta Cahill.
Botet ve a Myrtu como “un cazador y una víctima, al mismo tiempo. Al ser el portero entre la vida y la muerte, Myrtu deberá controlar y castigar a los humanos, quienes, al igual que Maria, desobedecen la regla de nunca abrir la puerta. Myrtu es como una leona que guarda límites, con fiereza. Es un personaje poderoso, violento y, a final de cuentas, triste”.
JUGANDO CON LUCES Y SOMBRAS
El cinefotógrafo italiano Maxime Alexandre le aporta una sensibilidad europea elegante al filme. Aja tiene una antigua historia con Alexandre y con el editor del filme, Baxter, con quienes ha trabajado en nueve filmes. “Tanto Maxime como Baxter son mis colaboradores más cercanos, y a lo largo de los últimos quince años han estado a mi lado ayudándome a reinventar el miedo de una manera distinta en cada proyecto que emprendo”, comenta Aja. “Entienden el suspenso e incrementan de manera habilidosa la tensión de la historia”.
“Maxime y yo decidimos desde el mero principio ir tras una sensación muy clásica”, comenta Roberts. “Rodamos con lentes anamórficos, y utilizamos muchas tomas amplias y únicas. En cierto sentido es muy anticuado. Vimos películas como THE INNOCENTS, THE OTHERS y THE ORPHANAGE para que nos sirvieran de inspiración”.
Alexandre añade, “Elaboré el concepto cinematográfico a partir de la pintura flamenca, por la que siento una gran pasión. Tengo una visión intensa con las sombras y me gusta transformarlas como parte de la luz, y no como un elemento de contraste. Para los interiores, forjamos la base de color con luces de tungsteno para poder dar un balance suave contra los colores exteriores de la India.
“Intenté encontrar una osmosis entre el arte flamenco y el indio, que al principio parecía una batalla perdida, hasta que vi cómo la cultura hindú representó las muertes de los dioses Kali y Shiva”, continúa. “Su piel azul me sirvió de inspiración para DEL OTRO LADO DE LA PUERTA, y es casi una rúbrica para la muerte”.
Alexandre también fungió como operador de cámara, e impresionó a Roberts con su habilidad para moverse por espacios confinados en sliders y technocranes. Roberts también apreció los encuadres de Alexandre de puertas dentro de puertas.
EL PASAJE A LA INDIA
La locación india de la película es un elemento fundamental y requería de muchos lugares distintos y construcciones. Después de numerosas visitas encabezadas por el productor ejecutivo Tim Cole, quien había vivido en la India, y ahí tenía contactos, se determinó que la ciudad de Mumbai era la mejor opción para ajustarse a las necesidades creativas y técnicas de los realizadores.
Al ser el epicentro de la industria de Bollywood, que produce muchas más películas que Hollywood, la ciudad de Mumbai tiene una cultura y audiencia cinematográficas distintivas. El productor Aitken señala, “Hay una base de talento increíble en los equipos de producción, pero hacen filmes de una manera distinta. El reto más grande para nosotros fue entender estas diferencias”.
El diseñador de producción David Bryan tiene una estética y habilidad únicas para construir sets complejos, y ya había trabajado previamente en cuatro filmes en la India. “Uno de los retos que tuvimos fue encontrar un lado un poco más oscuro de Mumbai. Así que recorrimos muchas locaciones en lugares extraordinarios”, comenta Bryan.
“Después de haber ido a explorar unas cuantas locaciones, descubrí que la ciudad es caótica, y ese caos alimentaba la película”, comenta Roberts. “Es un lugar de misterio y multitudes, y en gran medida un personaje en el filme”, señala.
Mumbai, o Bombay, como algunos la llaman, es una metrópolis moderna con una naturaleza de múltiples capas: vestigios arquitectónicos de su pasado colonial ofrecen contrastes agudos con una urbe congestionada y conectada. Era importante para el equipo creativo del filme encontrar un balance entre la India real e imaginaria, la del ayer y la de hoy, y representar la intensidad concentrada de colores, sabores, olores y sonidos a través de una variedad de locaciones, tanto familiares como desconocidas, que nunca antes hayan sido captadas en cine. Bryan ayudó a elegir y adaptar una serie de lugares, incluyendo el crematorio de un pueblo, una pira funeraria y un cementerio cristiano con una vista nocturna de Mumbai en el fondo.
Uno de los lugares de rodaje más inusuales fue un pueblo pesquero al sur de Mumbai, en el perímetro de la bulliciosa ciudad, que como fondo tiene un inmenso puente industrial. “Le da al filme una escala maravillosa”, comenta Bryan. “Existe un pueblo en primer plano con barcos pesqueros y mujeres secando pescados al lado de la carretera, callecitas angostas serpenteantes, donde todo callejón tiene una puerta con alguien detrás haciendo algo muy interesante. En el fondo, teníamos el otro lado de Mumbai, con torres de departamentos que albergan a los adinerados”.
Entrar al pueblo fue un reto técnico desafiante. “Teníamos que transportar una gran grúa al pueblo, al que sólo podíamos entrar a pie por un camino para peatones”, señala Aitken.
Comments