El episodio anterior nos dejó con muchas preguntas, y comenzamos con Justine en una entrevista para televisión en donde le cuestionan sus avances contra la plaga de vampiros. Y evidencian el uso de presos como parte de su ejercito sin ser anunciado al publico, pero ella no lo sabía y la toman desprevenida. El momento se pone cada vez mas tenso, con la reportera comentando que simplemente está documentando la caída de Nueva York.
Ephraim mientras tanto está reparando el cuerpo de Quinlan, removiendo las balas y sabiendo que no se trata de su fin, debido al asunto de su condición donde se recupera de las heridas. Fet ya está celebrando y Setrakian no quiere cantar victoria todavía, Ephraim llega con ellos, frustrado por no tener a su hijo, asunto que les confiesa. No están contentos con la información y Fet responde con un golpe, el anciano tampoco tiene deseos de verle al conocer que fue él quien robó el libro. Su frustración se descarga un poco en la calle matando algunos vampiros, para después ir a casa a descansar. Pero alguien llama a la puerta. Es Dutch quien le pide usar el baño, porque a pesar de todo el caos, aun hay sentido común en ellos. Se siente mal y se dedica a descansar también.
Zach por su parte esta en peligro cuando otro vampiro entra a su habitación pero mamá llega justo a tiempo. Y eso fue todo lo que vimos de ellos en este episodio.
Quinlan despierta al lado de Setrakian, para enterarse que su acción no tuvo tanto efecto. Los presos son despertados, y enviados directo a la acción, no sin antes un buen desayuno. Ellos no tienen muchas opciones, armas blancas e improvisadas como bats de beisbol son sus recursos, no hay armas de fuego, las únicas son las que serán usadas en su contra si realizan un movimiento en falso. Son enviados al subterraneo, Gus ya se encargó de estar al frente de su pequeño grupo. Claro que esas armas no serán de utilidad. Cuando son atacados solo él y Angel son hábiles y regresan a la superficie.
Justine le reclama a Frank sus acciones, sobre el uso de presos para defender a la ciudad y quiere verlo por sus propios ojos. Pide hablar con alguno de los prisioneros y Gus es el primero en acercarse, pero no puede revelar mucho sobre el trato que tienen ante la mirada vigilante de los oficiales.
Eichhorst reúne a su grupo de “elegidos” aunque la mayoría se ven inestables, y un tanto torpes incluso en sus movimientos. Coloca a uno de ellos en una mesa, se recuesta y le coloca en el interior de su cuerpo un explosivo. Fet les dice que la plaga se comporta cada vez más como animales, sin mucha conciencia como antes y es la oportunidad para atacar.
Tras lo sucedido Ephraim ya no tiene mucha esperanza de ver a su hijo vivo. Quinlan llega con los vampiros ancestrales a decirles que ha cortado la cabeza de The Master pero le confiesan que no es asi, aun no ha sucedido porque buscará otro cuerpo para habitar, si no mataron al gusano, la esencia de su ser no lo mataron, y ellos aun quieren el libro. Quinlan les reclama por ocultarle esa información. Decepcionado les dice que no lo volverán a ver. Un par de los engendros de Eichhorst son agentes de la policía, ambos llevan explosivos y entran sin problema a la jefatura, cuando explotan los gusanos de sus cuerpos se esparcen en los que están ahí, contagiando a algunos, Justine se libra de uno de ellos que está a punto de entrar por su ojo cuando Fet lo fulmina con luz ultravioleta. Mientras se hacen cargo de la limpieza e investigación Fet y Dutch se reencuentran, ella le pide quedarse en su casa y él no tiene problema.
Revisan de nuevo a Justine y parece no haber rastro del gusano pero no es seguro y nadie ha sobrevivido. Pero no fueron los únicos, hubo otros dos explosivos en la ciudad, al parecer los vampiros no están bajando la guardia como pensaban. Pasan dos horas y Justine es examinada de nuevo por Ephraim, sabiendo que nadie a sobrevivido a los gusanos que entran por el ojo, tiene una pistola en mano por cualquier inconveniente, y el momento le trae recuerdos, de la infancia, de su carrera. A final de cuentas está libre, limpia, y de la emoción Justine besa a Ephraim, y le comenta que la experiencia le dio momento de claridad. Debe ir a visitar a alguien.
En casa Dutch busca convivir con Ephraim y no tarda mucho en convencerlo para ir por unos tragos. Pero apenas están en el auto y un vampiro los ataca, Dutch sale a enfrentarlo para darse cuenta que es un enviado. El vampiro entra en trance con un mensaje de The Master "Fallaste, tu hijo esta conmigo", pero no le afirma si lo ha convertido o no. Justine llega con la reportera, reclamándole, que su esfuerzo por destruirla no tiene sentido, la policía entra y la arresta.
Buen episodio con momentos que siembran cosas interesantes, sobre todo en los avances lentos para la captura de The Master.
Por Luis
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