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Recomendación de libro: "Shelby Holmes es genial: chica detective" por Elizabeth Eulberg



Shelby Holmes es genial: chica detective

Elizabeth Eulberg

Shelby puede resolver cualquier caso, aunque sea complicado.

El debut en historias para niños de Elizabeth Eulberg, ¡una de las autoras best-seller más importantes para adolescentes!

Un giro divertido a las aventuras detectivescas de Sherlock Holmes, con dos pequeños e irresistibles héroes, además de ilustraciones en blanco y negro.

Shelby Holmes no es una niña promedio de sexto año de primaria. Sólo tiene 9 años, apenas mide 1.20 de estatura y ya es la mejor detective que el barrio de Harlem jamás haya visto: siempre usando la lógica y siendo la más intrépida para resolver los crímenes más complicados.

Cuando John Watson, un niño de 11 años, se muda al piso de abajo en su edificio, Shelby encuentra algo que la ha evadido hasta ahora: amistad. John no está muy seguro de cómo llevarse con Shelby, pero pronto se descubre como el más confiable (o sea el único) compañero en el caso del secuestro de un perro, que exigirá de los dos sus mejores talentos para resolverlo.


FRAGMENTO

—¡Shelby!— un hombre mayor que llevaba un delantal blanco que combinaba con su pelo cano salió del delicatessen—. ¡Mira lo que le hicieron a mi fachada!

En la reja metálica, cerrada en un costado de la tienda, habían pintado A GHRA con spray y en grandes letras rojas.

—Cuéntame todo lo que pasó, Kristos —Shelby insistió. El nombre del delicatessen era Kristos, así que deduje que él era el dueño.

(¿Se fijan? ¡No sólo Shelby puede deducir cosas sin que se lo pidan! Para que vean. John Watson: uno. Shelby Holmes: chorrocientos.)

Antes de que Kristos pudiera contar su historia, una mujer con una placa en el cinturón salió de la tienda. Se quejó cuando vio a Shelby:

—Déjale esto a la policía, Holmes. Podemos resolverlo sin que interfieras.

— Estoy segura de ello, detective Lestrade —Shelby le sonrió con dulzura. Era la primera vez que la veía sonreír y la verdad es que se veía poco natural.

—Es un caso básico de vandalismo, fin de la historia.

—¿Entonces no le importaría que echara un vistacito? —le preguntó a la detective en tono inocente. Shelby volteó a ver a Kristos—. ¿Me daría una paleta helada de chocolate? Voy a necesitar mucha azúcar.

Kristos entró corriendo a la tienda.

—Holmes —la detective la regañó—, ya te dije que nosotros estamos a cargo aquí.

—¿Igual que con el tipo que le robó a Sal el mes pasado?

Lestrade entreceró los ojos.

—Tuviste suerte, pequeña.

[...]

—¿Supongo que ya dedujeron que el vándalo es irlandés, de más o menos 1.85 de altura, con una herida en el manguito rotador derecho? Muy probablemente se trata de un picher de besibol. Dudo que haya muchas personas en esta zona que encaje en ese perfil.

—¿Es eso cierto? —el oficial le preguntó a Lestrade—. ¿Cómo lo sabe?

—Es muy sencillo —Shelby explicó—. En general, las personas escriben a la altura de los ojos y este grafiti está bastante alto, lo que explica la altura del vándalo. También la caligrafía suele descuidarse en dirección ascendente, pero esta lo hace en dirección descendente. Esto me lleva a pensar que la persona tiene movilidad limitada del hombro. A ghrá es "mi amor" en irlandés. Al edificio de departamentos cruzando la calle se le conoce como El Pequeño Dublín porque la mayoría de los residentes son estudiantes irlandeses que van a Columbia. Esto parece ser un acto de amor.

SOBRE LA AUTORA


Elizabeth Eulberg nació y creció en Wisconsin, Estados Unidos. Más tarde tomó rumbo a la Universidad de Siracura y luego se estableció en Nueva York, donde desarrolló su profesión en el sector editorial. Trabajó en el departamento editorial de Scholastic y posteriormente en Little, Brown, donde fue Directora de Publicidad Global de Stephenie Meyer.

Las narraciones que más tarde contaría estuvieron durante mucho tiempo rondando en su cabeza. Eran historias entre alguna celebridad, ella y un "vivieron felices para siempre". Finalmente, recordando los libros que disfrutó de adolescente, decidió escribir. Así, ahora tiene publicados ¿Y si quedamos como amigos?, A dos centímetros de ti, Del material del que están hechos los sueños, El Club de los Corazones Solitarios y Mucho más que un club de chicas. Actualmente, vive dedicada a la escritura a las afueras de Manhattan con sus tres guitarras, dos teclados y una baqueta.

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