Steven Spielberg dirige a Meryl Streep y Tom Hanks en The Post: Los Oscuros secretos del pentágono, un emocionante drama acerca de la poco probable asociación entre Katharine Graham (Streep), la primera editora de The Washington Post, y su motivado editor Ben Bradlee (Hanks), cuando corren para alcanzar a The New York Times para exponer un encubrimiento masivo de secretos del gobierno que se extendió durante tres décadas y cuatro presidentes de Estados Unidos. Los dos deben superar sus diferencias mientras ponen en riesgo sus carreras, y su libertad, para sacar a la luz las verdades sepultadas hace tiempo.
Si bien la tensión de The Post rodea la pelea por publicar los Informes del Pentágono, también es en gran parte un retrato de la sociedad, acerca de cómo la suma de personas que trabajan juntas es mucho mejor que los talentos individuales. En el centro de la historia están dos personas profundamente divergentes que, sin embargo, se alientan y exigen entre sí para hacer su mejor trabajo: Katharine Graham y Ben Bradlee. Esta alianza icónica les dio a los realizadores la posibilidad de unir a Streep y Hanks. Graham se convertiría en una de las mujeres más influyentes de Estados Unidos, una pionera que inesperadamente rompió el techo de cristal para convertirse en la jefa del imperio de medios The Washington Post Company, luego mostró su voluntad de convertirse en la gran dama del periodismo de investigación. Pero en la época de los Informes del Pentágono, ella todavía se estaba habituando, aprendiendo cómo actuar como la única mujer con un asiento en la mesa.
The Washington Post había pertenecido a la familia de Graham desde 1933, cuando su padre el financista Eugene Meyer, lo adquirió. En 1946, Meyer fue sucedido como editor por el esposo de Graham, Phil, que destacando las noticias de investigación hizo crecer al diario desde un periódico menor local a uno de talla nacional. En 1963, cuando Phil Graham se suicidó después de una grave depresión, le dejó el diario a Katharine, por entonces una mujer de 46 años y madre de cuatro hijos. Si bien amigos y expertos le rogaron que permitiera que alguien con más experiencia dirigiera el diario, Graham recogió el guante, diciendo que ella quería hacerlo por sus hijos y el legado de la familia.
“Ella estaba fascinada cuando su padre le dio el diario a Phil, y pensaba que su padre había tomado una decisión brillante porque Phil era muy inteligente. Habla acerca de esto en su autobiografía. Ella adoraba y respetaba a su esposo y es por eso que pensó que tratar de seguir sus huellas era la decisión correcta a seguir”, explica Spielberg.
Si bien la historia externa es una cuestión de historia, es la historia interna del ascenso de Graham que Streep pone a punto en The Post. “Ella adoptó una postura en la que fue muy difícil para ella hacer eso, cuando sus adversarios no solo dudaban de ella, sino también sus amigos. Pienso que estaba especialmente sola para hacerlo, para adoptar esa postura bajo aquellas circunstancias. Todo en esta historia parece así. Todas las personas corren un riesgo. Y eso más que nada pienso que esta es la historia de la película: cómo las personas comunes pueden mover realmente la aguja y cambiar el curso de la historia. Las grandes cosas surgen de una pequeña persona.”
Personificar a Graham, cuyo físico majestuoso a menudo la hacía parecer más en control de lo que tal vez sentía, también era una clave para el interior. “Para mí, no era tan importante intentar verme precisamente como ella, como lo era captar algo de su gracia personal, y también la prudencia que había detrás de sus decisiones. Fue un desafío muy interesante”, dice Streep.
También intrigante para Streep era la profundidad del vínculo de Graham con Bradlee, que se convirtió en un pilar para que ella se apoyara cuando parecía que todo se venía abajo. “Me agrada que su amistad sea platónica, rara vez se observa esto en una película. Es poco común ver simplemente la amistad de trabajo de un hombre y una mujer”, señala. “Pienso que Katharine adoraba a Ben. Sin ningún dejo de romance, pienso que ella realmente sintió que él era parte de ella.”
The Post también marca la primera colaboración real de Streep con Spielberg. “Steven trabaja muy duro y piensa mucho, pero es como un juego para él, porque tiene la absorción y la libertad de un niño", señala. “Recurre a la improvisación en su forma de filmar, lo cual me sorprendió. No sabía qué esperar, pero llegamos y no hubo ensayo. Eso realmente me sorprendió. En cambio, llegas y comienzas a rodar y simplemente se sigue mezclando. Era tan espontáneo y realmente fascinante. Las personas estaban alertas, créanme.”
Spielberg dice acerca de Streep: “El alcance al que Meryl se metió en las profundidades de Katharine Graham...no se cómo lo hizo y soy el director."
Para Tom Hanks, que también es escritor, explorar la total complejidad del mundo de Bradlee estaba allí como uno de sus desafíos más gratificantes. Se sumergió en la investigación, indagando fuentes personales lo más que pudo. “Hay mucha información sobre Ben Bradlee, no solo lo que surge de su autobiografía", señala Hanks. “Hay toneladas de secuencias de entrevistas, pero más importante, hay decenas de personas que trabajaron con él con las que pude hablar, incluida su esposa Sally Quinn. Hablamos acerca de quién era él, por qué ella lo amaba y que él se entregaba a The Post. Finalmente, descubrí y escuché tanto material sobre Ben que realmente me sentí frustrado porque no podía ponerlo todo en la película.”
Sin embargo, el papel también estaba plagado con potenciales dificultades, en especial porque el personaje de Bradlee estaba hermanado con la leyenda cinemática de All The President’s Men, como lo interpretó Jason Robards. Hanks aclama la actuación de Robards en esa película pero al mismo tiempo dice que deseaba abordar al hombre de una forma diferente. “No me sentía intimidado porque Jason lo había hecho", dice Hanks. “Pero me sentí desafiado por el problema de intentar encontrar algún otro camino hacia quién era el hombre. Busqué una oportunidad en la que pudiera abordar esto que no hubiera sido tratada.
Resultó esta idea que las personas destacaban que Ben sabía cómo comandar una sala.”
Hanks continúa: “Ben obviamente tenía grandes instintos periodísticos pero también era un gran motivador de personas, alguien que no podía simplemente engatusar a su personal sino que además los hacía avanzar. Amaba su trabajo, pero principalmente amaba los efectos de su trabajo: descubrir la verdad, hacer lo correcto y exponerlo allí para que las personas decidan por sí mismas. También era locamente competitivo y entonces pude ver cuán increíblemente frustrado estaría por el hecho de que The New York Times consiguiera primero la historia de los Informes del Pentágono. No quería ser el editor de un diario atrasado y mediocre.”
Como Streep, Hanks estaba interesado en mostrar una relación hombre-mujer entre Bradlee y Graham construida en base a veneración más que a romance. “En el curso de estos eventos, Ben desarrolló gran afecto por ella y también respeto por lo que ella arriesgaba”, señala Hanks. “Ella debía ganar su seriedad y en este momento, todo dependía de ella. Ella era el jefe y tenía que hacer la llamada y entonces es cuando se convirtió en la Kay Graham de la leyenda. A la luz de todas las dudas y peligros que ella enfrentaba, cuando Kay dijo “publiquen” pienso que Ben se sintió más que aliviado. Sintió un increíble ataque de admiración por ella.”
Colaborar con Streep en momentos que definieron dos vidas épicas fue especialmente intenso. Hanks describe: “Hay momentos entre Ben y Kay que destacaría como algunos de los momentos más hostiles que alguna vez me pidieron que manifieste en un escenario. Y lo extraordinario acerca de Meryl es que no hay un momento en el que ella no esté reaccionando hacia ti. Ella devuelve todo lo que le das. Sin embargo, nada está predestinado. Ella no intenta presionarte a un momento específico. Ella intenta encontrar el momento junto contigo. Y hombre, ese es un gran país cuando trabajas con alguien como ella."
La relación de trabajo entre Spielberg y Hanks ya había sido fuertemente establecida desde sus anteriores colaboraciones en Bridge of Spies, Saving Private Ryan, Catch Me If You Can y The Terminal, pero Hanks señala que el director nunca deja de fascinarlo. “Steven en un gran regulador del ritmo de una escena”, dice. “Ignorará momentos que piensas que son importantes y tendrá en cuenta específicamente momentos que ni siquiera consideraste necesarios. Por ejemplo, por momentos se acercaba y me pedía una voz más pequeña, y en otros se acercaba y me decía “no estés tan seguro de ti mismo”. Es capaz de hacer cosas con la historia más que la suma de lo que sale de nosotros como actores. Steven está en la cima absoluta de su carrera.”
Spielberg dice a su vez: “Esta es la quinta película que Tom y yo hemos hecho en sociedad como actor-director, y Tom continúa sorprendiéndome cada vez que trabajamos juntos. No sabía que tenía este personaje en él, pero lo tiene y fue fantástico verlo crear su versión de Ben Bradlee."
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