Una gran oportunidad para indagar, con otra mirada, los acontecimientos que resultaron forjadores de México.
500 años de la Conquista. Malintzin y Gonzalo, son los protagonistas con el que el autor nos lleva de la mano para narrar las historias que se van entrelazando a través de los ojos de los propios indígenas, de las fuentes autóctonas, de sus testimonios, mitos y tradiciones; en particular de los que sobrevivieron a la caída del imperio mexica.
Andrés Orozco Vidal es egresado de la Facultad de Estudios Superiores, Acatlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Siempre vinculado al tema del desarrollo humano. En el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos participó activamente en las campañas de alfabetización por toda la república, en particular en las zonas indígenas. Desde sus inicios ha sido aficionado a la lectura de la historia, la arqueología y la cosmología. Platicamos con el autor sobre la obra.
¿Cómo surgió tu interés por abordar estos personajes históricos?
A mí me parece que en México hay una obligación de escribir al respecto, porque nuestro país es un mosaico multicultural, que tiene una riqueza histórica y cultural extraordinaria y yo creo que lo menos que podemos hacer es recrearla, es revivirla, compartirla y que mejor que a través de una novela. La novela nos da la facilidad de narrar los hechos históricos y además lo podemos hacer desde la mística, desde la magia, desde la cosmovisión que nos heredaron las grandes culturas de nuestro México Prehispánico. Pero además yo creo que escribir una novela tiene para mi una perspectiva personal, un enfoque muy particular.
Los historiadores tienen la obligación de reconstruir el pasado y de construir sólidamente una verdad histórica, cosa que los que escribimos una novela histórica no la tenemos, tenemos mucha más libertad y en todo caso el compromiso es ir a esa fuente inagotable de imaginación que emana de esa verdad, la que sea. Que mejor en México que la cultura prehispánica, fue tan rica, fueron culturas que hasta el día de hoy tienen una influencia importantísima en nuestra vida cotidiana, no digamos en el mundo cultural. En lugar de entrar a este tema de controversias, de villanos, héroes, protagonistas y antagonistas y algunos otros enfoques en los que nos enredamos, en todo caso debemos darnos cuenta que las culturas, los mundos y las visiones indígenas y prehispánicas siguen de muchas formas vivas, yo creo que precisamente por eso escribir sobre la historia en México es casi una obligación.
¿Por qué es importante revindicar a Malintzin?
Yo creo que fundamentalmente es una deuda histórica que tenemos con el personaje para empezar y no hay que negar que es un tema que está sobre la mesa y que incluso es parte de una agenda ideológica del Estado. Entonces yo creo que la conquista sigue siendo un tema que nos sigue lastimando, que sigue siendo una herida abierta en la conciencia histórica del país y una forma de curarla es revivirla constantemente, renovar los enfoques, revalorar a los personajes, visualizar aquellos que por muchos prejuicios la historia oficial no nos ha dado a conocer. Porque además está muy estereotipada nuestra historia, que paralelamente ha cumplido una labor ideológica y necesitamos recrearla desde una perspectiva mucho más amena, mucho más general, sin entrar en ese tipo de conflictos. Yo creo que tenemos la oportunidad de narrar desde una perspectiva de una aventura épica; y así fueron los hechos que nos fueron conformando como nación y que además podemos rescatar de esas culturas esas generalidades y esas particularidades que le dieron un valor universal.
¿Por qué Gonzalo Guerrero es considerado el padre del mestizaje?
Ese es todo un tema, porque pareciera que es un título que tú le pegas a alguien y ya lo lleva orgullosamente por la historia, y yo en lo particular no creo que sea tan sencillo. No es un tema de otorgar títulos, lo que sí creo es que esa historia oficial que nos vendió la visión romántica de Hernán Cortés, que "se casa con Malintzin" y que tiene la descendencia y son los padres del mestizaje, en realidad no es. Yo creo que hay muchos otros personajes, muchas otras situaciones y solo pongo como ejemplo a Gonzalo Guerrero que naufraga 8 o 9 años antes de que llegue Hernán Cortés, se integra la cultura maya, se hace un personaje importante en la Zona Maya y llega a casarse con una princesa y tiene descendencia y hay Fuentes historiográficas que lo confirman.
Entonces nos da la idea, la posibilidad de tener un enfoque. Es un personaje que probablemente la historia lo tiene oculto, a lo mejor porque es extranjero, porque es español y nuestra historia está tan miope de repente, que por el simple hecho de ser extranjero o de no ser héroe ya lo considera villano. Yo me sentí con la obligación cuando conocí su historia de darla a conocer y sobretodo resaltar en un personaje que es la antítesis del colonizador. Los colonizadores llegaron y avasallaron, este no, se integra, se hace un personaje importante e incluso muere defendiendo a la causa maya, se dice que combatiendo probablemente a las tropas de Pedro de Alvarado por 1534 en lo que ahora es Honduras y creo que tenemos una deuda con la gente en dar a conocer estos personajes.
¿Qué es lo que más disfrutas a escribir estas novelas?
Sin lugar a dudas en principio para poder escribir tienes que leer y ya leer es verdaderamente un privilegio, es un disfrute, de hecho la lectura para mí no es un acto ni de economía ni de tiempo, la lectura es una necesidad del espíritu y tienes que responder si tienes congruencia contigo mismo a esa necesidad de leer. La lectura a final de cuentas te va a dar la posibilidad de escribir, yo parto del principio de que todo mundo puede escribir, su propia experiencia ya es valiosa, cada uno de nosotros es un mundo, pero la parte importante es que cuando tú tienes en las manos ese tipo de historias, que además la cultura en México da muchos de estos personajes, tienes la obligación de escribir.
¿Te gustaría agregar algo más?
Hay que acercar la lectura a los niños tenemos que leerles, tenemos que estar aproximandolos a la lectura, a la fascinación de la aventura, a lo ameno que puede ser la lectura y son los niños los que a final de cuentas van a hacer de este país un país lector.
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