Las semillas de trigo, avena o alpiste son una opción económica y de rápido crecimiento.
Seguramente alguna vez te has preguntado por qué tu gato le tiene saña al pasto del jardín o por qué en las tiendas de mascotas venden pasto. Si bien los gatos son animales completamente carnívoros, en ocasiones buscan un complemento vegetal para su dieta, ya sea a modo de purga o para complementar algunas vitaminas que pueden faltar en su dieta.
Las razones por las que un gato puede ingerir pasto son varias: en primer lugar esta técnica puede ayudarlos a expulsar bolas de pelo que hayan quedado en su tracto digestivo; también puede mejorar su digestión y propiciar evacuaciones regulares. Además, el pasto cuenta con algunas vitaminas que ayudan el correcto desarrollo del animal como es el caso del ácido fólico, la niacina y la vitamina B.
El “pasto para gatos” en realidad son una variedad de plantas que el felino puede consumir sin experimentar algún daño o malestar que se ha comercializado bajo ese término. Los gatos ferales o con acceso al exterior suelen buscar pasto de manera natural, pero en ocasiones los gatos domésticos no tienen esa opción, especialmente en espacios que no cuentan con áreas verdes como un departamento. No obstante, no necesitas de grandes cantidades de pasto para que tu gato lo disfrute e incluso puedes cultivarlo tú mismo.
También ten en cuenta que existen plantas que son nocivas para los gatos y es importante informarse apropiadamente para evitar que se intoxiquen al tratar de ingerir alguna de las macetas de tu casa. Entre las opciones más populares y seguras de pasto para gatos se encuentran los granos de cereales como trigo, cebada, avena e incluso alpiste, estos son económicos y por lo regular alcanzan el tamaño adecuado para su consumo en 10 o 12 días. En el mercado existen diversas opciones con sustrato y semillas preparadas para cultivar el pasto de manera sencilla u obtener sólo las semillas.
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