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Foto del escritorDroideTV

Christopher Nolan habla sobre la concepción de "Oppenheimer", su nuevo filme

Se trata de un thriller épico filmado con cámaras IMAX ® que sumerge al público en la vibrante paradoja de un hombre que debe arriesgarse a destruir el mundo para salvarlo.

Oppenheimer

El origen del deseo de Nolan de hacer Oppenheimer radica en el miedo que inquietaba a los científicos del Proyecto Manhattan cuando buscaban los secretos de la fisión para fabricar una bomba de fusión; un temor que Oppenheimer denominó “la terrible posibilidad”. La fabricación de la bomba atómica fue un triunfo del ingenio humano que produjo un aprendizaje que ha sembrado la innovación en innumerables áreas de la ciencia y la tecnología. Pero también inició una carrera armamentista que ha tenido ramificaciones radicales y destructivas para el mundo entero, introduciendo un nuevo miedo existencial en las vidas de las personas de todo el mundo que no ha desaparecido.


“En el período previo a la prueba Trinity, Oppenheimer y su equipo se enfrentaban a la pequeña posibilidad de que, cuando apretaran ese botón y activaran la primera bomba, incendiaran la atmósfera y destruyeran todo el planeta”, expresa Nolan. “No había ninguna base matemática o teórica que les permitiera descartar por completo esa posibilidad, por pequeña que fuera. Y aun así, de todos modos apretaron ese botón. Es un momento extraordinario en la historia de la humanidad y yo quería llevar al público a ese sitio y que estuviera presente en esa conversación y después, cuando se aprieta el botón. Cuando lo piensas, es el momento más increíble. El riesgo que eso conlleva. La relación entre la ciencia, la teoría, el intelecto —las cosas que podemos imaginar— versus la naturaleza práctica de llevar estas ideas abstractas al mundo real, tratar con ellas como realidades concretas, y todas sus consecuencias”. (La prueba de la fascinación que tiene Nolan por “la terrible posibilidad” se puede encontrar en Tenet, su película anterior, que hace referencia a esa historia).


Oppenheimer

El libro American Prometheus se convirtió en una biblia que informaba y guiaba todos los aspectos de la producción de Oppenheimer. Durante la fase de escritura del guion, le proporcionó a Nolan un rico acervo de información que le ayudó a crear lo que más le interesaba: un retrato crítico de Oppenheimer que no sólo dramatizara los acontecimientos formativos y revolucionarios, sino que también explorara su psicología y cuestionara las consecuencias de sus acciones.


“La historia de Oppenheimer es una de las grandes historias que existen”, señala Nolan. “Está llena de paradojas y dilemas éticos, y ese es el tipo de material en el que siempre estoy interesado. Aunque la película intenta ayudar al público a entender por qué las personas han hecho las cosas que han hecho, al mismo tiempo cuestiona si deberían haber hecho las cosas que han hecho. Y el cine, como medio narrativo, es particularmente adecuado para atraer al público hacia una experiencia subjetiva, permitiéndole juzgar las cosas de la manera en que los personajes las juzgan y, al mismo tiempo, observar a esos personajes con un poco mas de objetividad. En varios momentos intentamos adentrarnos en la psique de Oppenheimer y llevar al público a su viaje emocional. Ese era el reto de la película: contar la historia de una persona que estuvo involucrada en una secuencia de acontecimientos extraordinariamente destructivos pero que lo hizo por las razones correctas, y contarla desde su punto de vista”.


La historia de los años posteriores al Proyecto Manhattan de Oppenheimer ofrece una perspectiva externa de su trabajo y su legado, mientras que examina los motivos y las personalidades de las personas clave que influyeron en su vida. Esa narrativa se centra en Lewis Strauss, otro actor clave en la configuración de la política nuclear estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial. En 1959, el presidente Dwight D. Eisenhower nombró a Strauss Secretario de Comercio.


Oppenheimer

Nolan afirma que no suele pensar demasiado en cuestiones de dirección o producción

mientras escribe guiones por temor a inhibir su creatividad. Pero con Oppenheimer sintió la necesidad de describir, en las páginas del libreto, por el bien de sus colaboradores y del estudio, sus estrategias visuales para presentar una historia compleja que alternaba continuamente entre la experiencia subjetiva y la objetiva, así como las dos pruebas diferentes que suceden en dos épocas distintas.Nolan decidió que las escenas contadas desde la perspectiva de Oppenheimer serían en color (también las escribió en primera persona, una elección poco convencional para un guion), con cortes ocasionales a imágenes evocadoras y surrealistas que expresaban simbólicamente su mundo interior. Las escenas centradas en Strauss serían en blanco y negro.


“Eso es algo extraño”, afirma Nolan al referirse a la elección poco convencional de escribir en primera persona. “Pero dejó claro a cualquiera que leyera el guion que nosotros, el público, estamos en este viaje con Oppenheimer. Miramos por encima de su hombro, estamos en su cabeza, vamos a todas partes con él”.

Cuando leyó el guion por primera vez, la productora Emma Thomas dice que quedó

impresionada por lo que Nolan había concebido. “El guion de Oppenheimer definitivamente se siente como un guion de Chris Nolan en el sentido de que siempre le ha fascinado la subjetividad y la objetividad, y es una historia contada desde diferentes perspectivas”, dice Thomas. “Pero en las páginas hizo algo que yo nunca había visto antes, y es que las partes de la historia de Oppenheimer están contadas en primera persona; es una forma increíblemente eficaz y eficiente de describir la vida interior de un personaje para aquellos de nosotros que estamos en la producción, incluido el propio Chris, que tenemos que ponerlo en la pantalla. Creo que es uno de los mejores guiones que haya leído”. 



Nolan escribió el guion durante el verano de 2021 y de inmediato recibió la autorización de Universal Pictures para realizar su película, siendo esta su primera colaboración con Nolan. Así comenzó una misión creativa que se asemejaba al mismísimo Proyecto Manhattan: un grupo de talentos extraordinarios liderados por un director singular, reunidos en un lugar remoto del mundo (incluido el Laboratorio de Los Álamos real) para producir una gran obra que empleara y pusiera a prueba sus notables habilidades.

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