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Confesiones: el nuevo thriller de Carlos Carrera que reúne a grandes talentos mexicanos

En Confesiones, Carlos Carrera explora la moral, la frivolidad y las motivaciones oscuras en este filme

Confesiones

Este jueves 2 de noviembre se estrena Confesiones un thriller mexicano, vale decir un género poco común en el país, donde el director Carlos Carrera (El crimen del padre Amaro, Ana y Bruno, De la infancia) vuelve a trabajar con Daniel Birman Ripstein tras 20 años de su última colaboración. Por su parte, el guion corre a cargo del escritor Alberto Chimal (quien colaboró en el guion de 7:19. La hora del temblor) inspirado en Bajo la Rosa del español Josué Ramos.


La película nos muestra una familia bien acomodada, una pareja que ha logrado el éxito profesional a la vez que crían a un hijo rebelde y una niña dulce. Un día aparentemente normal, uno de ellos desaparece y el resto se sume en una montaña rusa de emociones: terror, remordimiento, ira, tristeza, culpa… la familia está en shock cuando un grupo criminal los contacta. No quieren su dinero, buscan un secreto y si no lo obtienen… la familia quedará rota para siempre.


El elenco se encuentra conformado por Ana Claudia Talancón, Juan Manuel Bernal, Claudia Ramírez, Luis Gnecco y Emilio Treviño en su debut como actor para un largometraje. En lo personal, considero que Gnecco destaca en su papel, con varios matices que van desde lo más aterrador hasta lo más vulnerable. Si bien el papel de Treviño en momentos de queda atrapado en algunos clichés, puede apreciarse el empeño del joven talento para transmitir con todas sus herramientas, mientras que las actrices brindan emotividad a la trama.


Una de las características que destaca es que toda la película tiene lugar en una sola locación, una decisión que busca centrar toda la acción en un solo lugar y un tiempo reducido de un día, creando cierta sensación de claustrofobia e inmediatez, no hay tiempo para pensar demasiado, los personajes están contra la espada y la pared a la hora de tomar decisiones. Esto mismo hace que la trama obtenga cierta agilidad, todo se desenvuelve rápido, pero al mismo tiempo esa es una espada de doble filo a la hora de crear tensión o empatía con los personajes.


Así pues, hay momentos donde se siente que los personajes realizan ciertas acciones para que avance la trama, con cierta docilidad que hace que se pierda esa tensión. Sin embargo, la cinta también tiene escenas muy bien logradas que te hacen sentir al límite y preocuparte genuinamente por lo que pasará. Esto se marca más en el acto final, donde en un principio todo parece frío y calmado, pero poco a poco va in crescendo hasta provocar incomodidad y cierta simpatía por las motivaciones detrás de un acto atroz.


Un tema interesante que aborda la película es la justicia. Más allá de los secretos, que en momentos llegan a ser predecibles, el foco principal está en las dificultades para obtener justicia cuando uno se encuentra en una situación vulnerable, la manera en que ciertas situaciones aplastan lo que creíamos que éramos, la tentación de tomar la justicia por mano propia y sobre todo una buena pregunta ¿realmente sabemos lo que implica un castigo adecuado para un crimen? ¿Somos capaces de juzgar al otro?


En ese aspecto es donde la película luce mejor y sin duda hay que valorar hasta dónde llega la película para desarrollar esta hipótesis, entregando escenas que uno nunca esperaría ver en el cine, especialmente cuando hay cierta corriente conservadora que ha pesado por años en el cine mexicano. Desde esta perspectiva, vale la pena considerar la película y al menos en lo personal me gustaría ver más thrillers mexicanos en la pantalla grande.

Andrea Rodriguez

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