El filme muestra las dificultades para romper el silencio alrededor de los abusos de Weinstein
Hoy en día los pronunciamientos en redes utilizando el hashtag #MeToo y otras variaciones, así como los tendederos de denuncias y otras herramientas para levantar la voz en contra de agresores sexuales en diversos ámbitos están a la orden del día. A las mujeres se les alienta a no quedarse calladas, pero olvidamos que este movimiento comenzó alrededor de un caso que implicó años de amenazas y silenciamientos.
La disrupción ocurrió en 2017, cuando Megan Twohey y Jodi Kantor, reporteras del New York Times, publicaron una investigación periodística sobre los abusos de Harvey Weinstein, productor de cine y cofundador de Miramax que en ese momento estaba en la cima del éxito y tenía un rol principal dentro de Hollywood y la industria del cine.
La investigación no sólo tuvo una resonancia tal que otras actrices comenzaron a levantar la voz y compartir sus casos, también le brindó a sus autoras un premio Pulitzer y la posterior publicación de She Said (Ella dijo) libro que describe el proceso detrás de dicha investigación de mano de sus autoras con un tono de thriller.
Esta publicación ha sido adaptada a la pantalla clásica por la directora Maria Schrader, con el guión de Rebecca Lenkiewicz. La película es estelarizada por Carey Mulligan (Megan Twohey) y Zoe Kazan (Jodi Kantor) con la participación especial de Ashley Judd representándose a sí misma.
Debido a la naturaleza del caso, hubo una gran cobertura al respecto en su momento, por lo que es probable que el público conozca muchos de los detalles y a los involucrados; pero incluso si todo lo que sabes sobre el caso es su consecuencia directa para acusar formalmente a Weinstein y su influencia en el movimiento #MeToo, la cinta es bastante amable con la audiencia, mostrando el contexto de las periodistas y los inicios de su investigación, por lo que puede ser un buen punto de partida para una discusión más amplia.
Al igual que el libro, la película se inclina por un tono de thriller sin llegar a caer en la exageración o licencias literarias a favor del shock value, sino que logra balancearse entre un drama basado en una historia real y una reconstrucción de los hechos. La manera en que se presentan los hechos genera intriga, interés, pero sobre todo empatía.
Aquí hay un cuidado en representar tanto a Megan y a Jodi como a sus fuentes como mujeres de carne y hueso atravesadas por diversas situaciones más allá de la investigación, como sus familias, sus miedos e incluso otras luchas personales. Algo que me parece personalmente valioso es que no se revictimizan los casos presentados en la película: se presentan el patrón de comportamiento de Weinstein y situaciones que pegan en lo hondo a la sociedad, sin llegar a lo explícito.
Aquí hay un profundo respeto por el sufrimiento de las mujeres, tanto las víctimas como aquellas espectadoras que podrían encontrar un detonador a un recuerdo traumático. La cinta tiene un cuidado excepcional en los montajes donde nos adentran a abusos específicos y puntuales donde el guion es desgarrador, pero la cámara se preocupa de connotar sólo lo necesario para no llegar a puntos que podrían ser dolorosos.
El caso de Weinstein ha sido uno de los grandes escándalos del siglo, pero la película deja de lado la farándula para centrarse en lo más importante: las víctimas. Las historias personales y la manera en que Weinstein se aseguró de perpetuar el silencio alrededor de sus abusos, los daños que provocó a las carreras de muchas mujeres, los defectos en el sistema que ayudaron a que esta situación se prolongara por años, pero también la valentía que hizo que la investigación pudiera ver la luz.
Hay una sensación de colectividad alrededor de la forma en la que se presenta esta historia que también es destacable, pues nos muestra el trabajo en conjunto que requirió esta publicación.
Definitivamente es una película que habrá que tener en la mira para 2023, cuando llegue a los cines mexicanos. Una historia que aún hoy en día (a casi tres años de la condena de Weinstein) es un claro ejemplo, por un lado, del abuso de poder, y por el otro del rigor periodístico. Sinceramente, espero que esta película pueda invitar a continuar la conversación sobre un tema que sigue pendiente en algunas instituciones.
Comments