En la película Correr para vivir de Gerardo Dorantes, con quien tuvimos entrevista, los hermanos rarámuri en eterna competencia por ser los más veloces, son forzados por el crimen organizado a abandonar sus sueños.
Gerardo Dorantes presenta su opera prima Correr para vivir, un thriller de acción que te mantendrá al filo de la butaca donde los paisajes de la Sierra Tarahumara son testigos de esta emocionante aventura. Por parte de Cinépolis Distribución el esperado título que llegará el próximo jueves 25 de abril con más de 500 salas a nivel nacional. Este es un proyecto mexicano que retrata la vida de dos hermanos completamente diferentes, su vida en la Sierra Tarahumara en Chihuahua y grupos del crimen organizado que dominan la región.
Omero y Capó son dos hermanos que trabajan en el campo con su familia y en sus tiempos libres entrenan un deporte común entre los rarámuris: correr. Su habilidad para recorrer grandes distancias atravesando los sinuosos caminos de la Sierra Tarahumara llamará la atención de uno de los entrenadores más importantes del mundo, pero también de un grupo de narcotraficantes que ve la oportunidad perfecta para pasar droga por la frontera como burreros. Al conocer perfectamente la sierra, no sufrir de fatiga común y tener una velocidad inmejorable, estos corredores son perfectos para pasar inadvertidos por las autoridades y por otros grupos del crimen organizado Una carrera en contra del peligro que pondrá en juego su destino, la fraternidad, el honor, los sueños y la familia.
Producida por Varios Lobos, 9 mm y SuDosis, la película fue rodada completamente en locaciones mexicanas, en la Huasca de Ocampo en Hidalgo y la Sierra Tarahumara en Chihuahua; escenarios que muestran la grandeza de la naturaleza y que desafían la supervivencia del ser humano. Selva, montaña y llanura retratados bajo el lente del cinematógrafo mexicano Emiliano Villanueva (Una película de policías, 2021).
Hablada en español y en rarámuri raicha, lengua Tarahumara, Correr para vivir se pone en ruta para llegar a su meta y platicamos con su director al respecto:
¿Cómo fue la concepción del proyecto y elegir esta historia para tu opera prima?
Yo estudié cine hace muchos años en Australia, estuve viviendo por allá, regresé a México y me dediqué a hacer publicidad, durante muchos años me olvidé del cine un rato y seguí con los videoclips etcétera y participe en algunos de las primeras series que se hacían en México como Paramédicos de Canal 11 y eso me dio suficiente entrenamiento como para poder manejar el oficio audiovisual de manera decente. La verdad cuando me llegó la historia jamás me imaginé que hacer una cosa de este tamaño como ópera prima iba a hacer lo que fue en realidad, no es lo ideal, porque además se añadió el asunto de la pandemia, el contexto local en Chihuahua en cuanto a la inseguridad, trabajar con un grupo indígena como son los rarámuris tiene su chiste, hay que llegarles de manera muy respetuosa, muy delicada, hacerlo muy poco a poco para poder entender cómo son, cómo viven, porque si no de entrada no te dejan entrar no logras nada.
Fíjate que me gusta mucho decir de dónde vino la historia porque demuestra que las ideas te pueden llegar de cualquier manera, cuando menos te lo esperas. Cuando yo estaba en el consultorio de un doctor, esperando tomé una revista de la mesa, vi un reportaje de dos corredores que en su momento eran los top de la comunidad Raramuri que eran Arnulfo Quimare y Silvino Cubesare que eran como los primeros que salieron al mundo, porque los raramuris llevan corriendo miles de años, pero eran los primeros que comenzaron a competi internacionalmente y comenzaron a llamar la atención de toda la prensa, los medios mundiales y me llamó tanto la atención, la estabilidad para correr distancias tan amplias y en su respectivo tiempo.
Luego investigando un poco más te vas dando cuenta del contexto y te encuentras con que hay una presencia muy marcada del crimen organizado en la zona y que pues ya no solamente se acercan a estos pobladores vulnerables para plantar la amapola, marihuana, sino que también aprovechan esa maravillosa capacidad que tienen, para de ahí agarrarlos y echarlos a correr por la sierra Tarahumara cargados con mochilas de droga y fue un contraste muy particular, porque estos grupos indígenas que representan lo más bello, lo más puro, inocente que tiene México en contraste con estos grupos delincuenciales que son lo más oscuro, que tienen al país hundido en lo que ya conocemos. Entonces este choque cultural se me hizo fascinante, de ahí empecé a investigar y te das cuenta que sí es muy cierto. Nos fuimos de scouting, de alguna manera lo vimos con nuestros propios ojos, y te das cuenta que está todo muy vivo, tanto el deporte como la cultura,como esta costumbre estos maratones y por el otro lado que es una realidad todo esto del crimen organizado también.
¿Puedes platicarnos de los personajes y el casting?
Es chistoso porque uno se podría imaginar que una película de este corte podría tirarle mucho más hacia lo autoral, hacia lo cultural, utilizando no actores para lograr esa autenticidad digamos, pero yo viniendo de dónde vengo, de oficio, para mí cada rama del espectro cinematográfico es muy importante, la fotografía, la dirección de arte, la producción, el sonido y también por supuesto el desarrollo actoral. Entonces desde que concebimos la historia y la escribimos teníamos muy claro que nosotros queríamos hacer un thriller, porque la situación que viven esas personas así lo es, en ningún momento nos interesó buscar hacer un documental. Además es un acercamiento diferente queríamos hacer una historia que reflejara lo más cercano posible a todo el peligro, la intriga, las frustraciones que viven cuando son abarcados por el crimen organizado. Los rarámuris son una etnia, un grupo indígena que lleva muchos años muy retraído en la Sierra Tarahumara por su historia, han ido los conquistadores, los misioneros, los cazafortunas estadounidenses. entonces es muy difícil llegar a conectar con ellos y sobre todo pedirles que tuvieran un desarrollo actoral narrativo, es decir que te actuaran, podrías estar todo el día y le sacas dos palabras entonces nunca fue el punto.
Siempre quisimos buscar actores profesionales que te pudieran dar un rango dramático tan amplio como se necesita en una película, empezando por ejemplo con la bondad de un personaje como Omero que conforme va pasando la historia va creciendo y se va reconstruyendo y termina siendo el ser humano que nunca soñó ser, que se encarga de la familia, que logra cumplir sus sueños de correr a través de ganarle a los grupos que lo persiguen. Pero también buscamos la autenticidad siempre, entonces era encontrar aquellos personajes que te pudieran dar ese rango dramático tan amplio pero que tuvieran también un físico que te pudieras creer, y claro a través de un vestuario, de maquillaje bastante sofisticado, pero que te la creyeras desde el momento en que estabas viendo a la gente de allá. Fue un proceso muy largo, la verdad que estuvimos tres o cuatro meses buscando gente en toda la república y logramos este ensamble maravilloso, que además después de un trabajo de coach actoral muy arduo, porque trabajamos un par de meses antes con ensayos, trabajo físico, como para poderlos meter en el estado mental de correr 30 o más horas.
El trabajo en conjunto con el cinematógrafo Emiliano es maravilloso desde la primera escena, ¿cuales fueron los retos al retratar las locaciones?
La Sierra Tarahumara es un personaje más sin duda, porque si fuese diferente tal vez este oficio no existiría, no los tomarían para hacer eso y la Sierra tiene una personalidad, una vibra, un poder muy particular. De hecho hay libros en los que se menciona que uno sabía cuándo iba a entrar a la sierra, desde principios del siglo XX cuando estaban los misioneros platicaban y decían que sabían cuándo iban a entrar pero no sabían si cuándo iban a salir, la gente se pierde, es inmensa. Justamente fotografiarla y hacerle justicia era un reto gigantesco, entonces Emiliano Villanueva es un viejo lobo de mar, tiene un ojo impresionante, mucha sensibilidad y bueno toda la experiencia del mundo entonces hacerle justicia en cuanto a la belleza era un gran reto, por otro lado justamente para donde pongas la cámara se ve impresionante, es esa dualidad, esa majestuosidad, ahí está pero ¿cómo la captas? Después una de las experiencias más memorables fue tener a un crew de digamos 70 personas moviéndose por los caminos sinuosos de la Sierra, todo mundo cargando cajas de equipo, lentes, cámaras sombrillas, hieleras y demás material.
Haz de cuenta que yo me sentía Werner Herzog firmando en el Amazonas y de repente me detenía y veía a todo el crew ayudandose uno al otro, era una sensación de comunidad, de todos dándole para adelante, viviendo una aventura maravillosa. Además estábamos en junio, entonces estábamos a tantos grados de calor, así que imaginate. Últimamente ya que vamos a estrenar he estado hablando mucho con gente del crew y todos están muy satisfechos, muy agradecidos con la vida de haber tenido la oportunidad de filmar una experiencia, una aventura de ese tamaño y creo que eso se transfiere a la pantalla, la película al fin y al cabo es una aventura gigantesca y así fue filmarla también.
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