“Detective Malasuerte” es la nueva y definitiva edición de la Trilogía Malasuerte que comprende “Malasuerte en Tijuana”, “La mujer de los hermanos Reyna” y “Juan Tres Dieciséis”, en esta edición su autor Hilario Peña pudo quitar, detallar y mejorar algunas situaciones de la historia. Además agregó un índice al final del libro que describe a todos los personajes, héroes, antihéroes, femmes fatales y primigenios de la novela. Su nombre es Tomás Peralta pero todos lo conocen como el Malasuerte porque nació un martes 13 y con cabello rojo. Creció con el desprecio y rechazo de la gente de su pueblo. Su padre es un desobligado y su madre es fuerte y amorosa con él nada más.
Hilario Peña nació en Mazatlán en 1979, es autor del western “Un pueblo llamado Redención”, libro merecedor del Premio Bellas Artes de Novela “José Rubén Romero” 2016. Su ensayo sobre literatura policial, “El asesino de las mil caras”, obtuvo mención honorífica en el X Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” 2019. Vive con su esposa e hija en Tijuana, ciudad a la que llegó para trabajar como ingeniero en electrónica y donde se convirtió en escritor. En entrevista platicamos sobre la publicación.
¿Cómo fue revisitar estas historias?
Pues la verdad muy divertida, en la medida en que tuve la oportunidad de dejar cosas más claras que en su primera versión, algunos pasajes que quedaron sin detallar. Y ahora ya más relajado pude hacerlo, dejar claros muchos aspectos que a lo mejor estaban difusos en la primera aparición de estas historias. Además de ello apreté las tuercas a los tres libros para que el arco que los une fuese más fuerte, asi que si bien tienen muchos personajes en común cada uno, si sentí necesario que hubiera un hilo narrativo. Todo eso suena aburrido pero en la práctica es fascinante, no solo crear mundos y personajes sino establecer la relación de todos estos.
¿Cómo es tu proceso creativo?
La concepción de un personaje como el Detective Malasuerte creo que es como una especie de epifanía literaria, donde todo aparece ya concebido y culminado en un mismo instante. En ese sentido creo que no hago gran cosa yo sino si la inspiración de San Dante Alighieri me entregara todo culminado, y mi trabajo ya es ser un buen transcriptor, de manera que yo pueda aterrizar esta inspiración que se encuentra en una especie de mundo platónico y aterrizarla en este plano terrenal. Y que llegue aquí con la menor cantidad de impurezas, esto sean prejuicios raciales, políticos, que este producto esté libre de todo eso. Ese es el gran reto para el escritor, creo que todos los libros malos y buenos provienen de una idea pura. Sin embargo de pronto traicionamos esa idea por nuestros miedos, por nuestros prejuicios, y de pronto llegan aquí y a la hora de ser publicados de pronto se encuentran colmados de estas impurezas que menciono y de pronto ya no funciona la historia. Pero procuré ser lo más valiente posible, lo más honesto y ese es el único trabajo del escritor. No me veo a mi mismo preguntándome como será este detective, todas sus características ya venían en un solo paquete.
¿Cómo fue tu trabajo para detallar y ambientar la historia?
Creo que era mi trabajo dejar claro cuál era mi Tijuana, y no solo se sensación térmica, sino como huele, como se ve, que son las cosas que ocurren ahí, cuáles son sus habitantes. Y eso ya depende de que tanto es uno un narrador haciendo su trabajo, espero que los lectores aprecien mi esfuerzo. Pero creo que esos detalles tienen que ver mucho con las cualidades del narrador. Siempre me repito diciendo en talleres que imparto cuando menciono que es fácil ser complicado, lo difícil es ser comprensible. Eso es el gran reto de escritores, que al lector no le quede duda de lo que está leyendo. Es muy fácil después echarle la culpa a la gente de por qué no leen, cuando los que deberíamos estar analizándonos somos nosotros mismos los escritores.
¿Puedes platicarnos del personaje San Culcan?
A mí me gusta mucho, probablemente es mi favorito. Lo que pasó es que estaba trabajando en la televisión escribiendo historia de narcos y regularmente me decían que mis personajes se quedaban cortos, “necesitamos un narco que sea el jefe de jefes” y ya les decía: bueno es el más poderoso del país. Y me seguían diciendo que me quedaba muy corto, lo ponía como el más poderoso del mundo. Y fue tanta mi frustración que decidí hacer un narco que fuese extraterrestre. Y al mismo tiempo eso funcionó como una metáfora, es alguien que se alimenta de las pasiones más bajas de los seres humanos.
¿Qué reflexión te queda de una ciudad tan plural como Tijuana en la historia?
No solo Tijuana, la ciudad de México, Guadalajara son lugares donde la gente llega a superarse y eso requiere de un valor. De hecho de eso trata la novela, la primera historia es básicamente acerca de la búsqueda de la vocación, que Malasuerte escucha y atiende su llamado a la aventura. Es lógico que estas grandes urbes se conviertan en experimentos sociológicos, antropológicos, donde se dan cita todo tipo de gente con hambre de sobresalir y eso me parece muy conmovedor.
La historia está llena de humor entre las tragedias ¿fue muy consiente ese estilo?
Yo temía que hubiese demasiados gags cómicos y le dije a mi editor que pensaba que era demasiado y que esté en la línea del borde de la parodia, le cuestioné si no creía que deberíamos quitar algunas situaciones cómicas y me dijo que no. Porque como también se toman temas muy fuertes es una manera de aligerar la tensión, entonces da un buen contrapeso. De mi parte, antes de escritor me considero un artista, y lo resalto porque considero que otros compañeros solo les interesa ser literatos, a mí a veces me cansa eso, como si la literatura se hubiese vuelto un juego con sus reglas pero me pregunto en dónde queda el arte, asi que busco compartir con mis historias y personajes pero entiendo que tal vez algunas cosas pueden ser difíciles de ser digeridas. Asi que a cambio de esta atención que me está prestando el lector, le entrego buenas dosis de humor o misterio.
“Detective Malasuerte” de Editorial Oceano ya se encuentra a la venta en librerías.
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