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Entrevista: Laura G. Miranda aborda los duelos en "Tierra en los bolsillos"

La escritora argentina presentó su más reciente novela en el marco de FIL Guadalajara

Tierra en los bolsillos de Laura G. Miranda es una novela "sobre sentimientos universales y decisiones. Es la vida en sus extremos. Es el mejor beso y el duelo más difícil. Es el fulgor y las sombras de quienes la constituyen. Es una alternativa para transitar un día a la vez, amar y volver a sonreír. El amor propio, a la par de cada proceso, merece su mejor versión", platicamos con su autora en el marco de FIL Guadalajara.


¿Puedes adentrarnos a Tierra en los bolsillos?

Quiero contarles que es una novela que aborda los duelos, entendiendo por duelo no solamente los fallecimientos, que si, eso es cierto, sino todas las cosas que dejan de ser de una manera para no volver a hacer así y que nos imponen un proceso para poder asimilarlas y poder seguir adelante. A mi personaje le suceden cosas como ruptura de pareja, como pérdida de trabajo, cómo duele el cuerpo que conocemos, cambia y no es el mismo, los hijos que crecen, una mudanza.


Todas esas son situaciones que si no atravesamos o procesamos la tristeza que nos provoca, en algún momento el cuerpo se va a dañar, se va a sentir triste o enfermo probablemente, así que es un libro que combina esa temática profunda con segmentos de entretenimiento, con segmentos más divertidos que hacen que la lectura fluya. Porque si fuese todo reflexión sería muy denso, yo me animo a proponer en él etapas alternativas de duelo que son las que han funcionado para mí. Yo creo en la energía entonces creo que el escenario de una novela romántica me sirve para contar a través de mis personajes todas estas posibilidades y alternativas de superación.


¿Qué tan personal resultó ser esta obra?

Sí fue muy personal, no porque a mí me pase lo que le pasa a los personajes que construí pero sí porque las etapas de duelo que propongo son las que han funcionado para mí, así que desde ese lugar es muy mía. Desde otro lugar también es muy personal porque el título se lo dio mi papá sin saberlo, él me contó una historia cuando supo que iba a escribir sobre las pérdidas. Él me dijo que cuando era chico, mi papá tiene ahora 86 años Y tenía 85 cuando sucedió lo que les cuento, él vivía en una casa en la cual había un parque, había una higuera que trepaba y jugaba con sus hermanos y estaba muy feliz. De la noche a la mañana se tuvieron que mudar a un edificio y con 6 años lo extrañaba mucho, todos los días por la mañana se iba caminando a esa casa, jugaba y permanecía allí y trepaba en la higuera y cuando tenía que volver agarraba tierra y la guardaba en sus bolsillos. Entonces mientras con sus manos acariciaban la tierra sentía que parte de esta casa se iba quedando con él.


Esa fue su manera, siendo el niño, de duelar esa mudanza. Cuando mi papá me lo cuenta 80 años después me pregunto cómo es que se acuerda todavía y me dijo que esto puede servirte, porque mudarse también es un duelo y yo ahora le pregunto cómo se siente ahora viendo el libro realizado y al abordar este tema ¿qué le provoca? si le provoca tristeza y dice que él vuelve a sentir la tierra en los bolsillos pero que ya no le duel. eEso me habló del mecanismo de un duelo de un niño en otra época y me ayudó a trabajar el simbolismo de qué guardamos en nuestros bolsillo, si estamos cargados de cosas que no deberíamos, si nos sentimos mal y podemos vaciar los bolsillos y vemos de que los podemos cargar.


¿Qué retos te implicó?

Fue un gran desafío porque para proponer etapas alternativas de duelo estudié mucho sobre alternativas existentes de Elisabeth Kübler-Ross que son negación, ira, depresión, negociación y aceptación. Las hemos visto en muchas películas, ella las hizo para enfermos terminales y en sus obras se va viendo ese panorama, pero me parecía muy densa y de mucho tiempo atrás. Creo que la vida ha cambiado y se me ocurría que debe tener otras alternativas para superar momentos, que no empezaran con una negación, para mí es al revés, para mí empieza con el silencio para hacernos cargo de lo que ha sucedido y poder ver qué hacemos con eso. Entiendo que la negación es un mecanismo de autodefensa que tienen muchos seres humanos porque no puede soportar lo que sucede pero mi propuesta es un poco diferente, es alternativa y yo no soy profesional en ese sentido, pero lo que funcionó para mí entonces pretendo compartirlo.



Porque si no hacemos el duelo podemos perdernos de otros momentos al no dejar soltar.

Yo creo que definitivamente cuando no procesamos estas perdidas que son cotidianas, que nos pasan a todos y que no tiene que ver que la vida nos está haciendo algo, porque terminamos la universidad por ejemplo y vas de cara a la vida. Eso no es que la vida nos hizo algo, nos fue mal, sin embargo hay que doblarse, dejas de ser alumno para pasar a ser adulto, a buscar responsabilidades, a los hijos que crecen y está bien. Es ley de vida pero todo eso nos involucra una tristeza grande y ¿qué hacemos con esa tristeza? si la escondemos en algún momento va a pedir salir, porque las emociones vuelven por el lugar que les corresponde, así que lo que yo propongo es no guardar todo eso, no guardar para ir más livianos y tratar de disfrutar del ahora.


¿Puedes platicarnos de estas reflexiones y etapas que incluyes?

Las etapas son las que yo propongo: la primera empieza por el silencio, creo que hay que encontrarse con lo sucedido, para eso no hay que tener la interferencia de afuera, es como una mirada de autoconocimiento con eso que sucede. La segunda es el vacío, es la etapa de sacar toda la tristeza, de llorarlo todo, porque eso hay que hacerlo. Yo creo que está bien estar mal mientras dura el proceso. no siempre pero hay que permitirse ese espacio de dolor.


La tercera es volver, estoy convencida que todos tenemos una fecha, un día, un lugar, una hora en que se nos hizo pedazos la vida. Hay que volver ahí para poder transformar esa energía y transformar ese lugar, ese recuerdo. Volver al lugar de un accidente, volver a un hospital, volver al lugar que sea porque es ahí donde uno va a poder terminar de sacar afuera todo lo que duele y quedarse con lo bueno de eso que ha sucedido, porque aunque no parezca hay cosas buenas, uno no las ve al principio, pero después si. La cuarta es elegir, porque creo que el primer paso que damos nosotros, elegimos dar el primer paso o quedamos atrapados en eso. La última es seguir y es integrar los hechos a la nueva realidad, o sea esto que nos sucedió como convive con nuestra vida actual para poder volver a sonreír y volver a tener momentos de felicidad.



La esperanza siempre forma parte de tus obras.

Parte de mi propósito es decir que hay cosas muy difíciles pero que siempre son posibles, y son mensajes esperanzadores en el sentido de esperanza qué tiene que ver casi diría lo religioso, pero no esperanzador con el concepto de esperar. Pongo el foco de acción en uno mismo, en mis personajes,entonces yo no diría que ellos esperan que el tiempo los cambie sino que el foco de acción está en ellos; pero si son libros con luz al final del camino, con un indicador de qué es posible.


¿Cómo es tu relación con tus lectores?

Yo creo que los lectores completan el libro, no se termina cuando yo lo entrego a la editorial sino cuando un lector o una lectora me da la oportunidad de su tiempo de lectura y me devuelve lo que sintió, lo que encontró en esas páginas. Así es que eso se disfruta muchísimo, se agradece muchísimo, se disfruta el contacto con tanta oferta de libros, con este país que es maravilloso y esta feria que es como la meca de todos los escritores, se disfruta de verdad y se agradece.




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