“Puedes irte de la empresa, trabajar en otra compañía, reinventar tu trabajo actual o animarte a emprender. Lo importante es que seas feliz trabajando. ¿Lo eres?” es la premisa del libro “Ahora te puedes marchar... o no” en el cual su autor nos comparte nuevamente sus experiencias con la visión de ayudarnos en la vida, gracias a la riqueza que expone en cada página.
Leo es licenciado en Economía cum laude de la Universidad de Buenos Aires, pero se define como “execonomista y exnerd”. A través de los años ha ayudadp a otros líderes a mejorar, a través del estudio de la intersección entre liderazgo y cambio tecnológico, dando conferencias en eventos y empresas, y escribiendo (en LinkedIn ya tuvo más de un millón de lectores). En diciembre de 2017 lanzó un proyecto de crowdfunding para lo que se convirtió el libro “Soy solo, historias honestas de liderazgo para ser feliz en el siglo XXI y más allá”, un best seller autopublicado. Ahora en entrevista nos platicó sobre su más reciente publicación.
¿Cómo concebiste este nuevo libro?
De alguna manera veo un mundo que está cambiando mucho, y quiero ayudar a la gente a acelerar ese cambio. Siento que el mundo cambió más rápido que las personas. De repente todos miramos series en streaming o escuchamos música en aplicaciones, pero seguimos trabajando como en el siglo 20. Entonces lo que trato en el libro es, no darte respuestas necesariamente, pero sí ayudarte a que te hagas las preguntas para poder ser más feliz en lo que estás haciendo; y entender que muchas cosas qué haces hoy, son consecuencia de lo que crees que debes hacer y de lo que quieres ser. En el libro encontrarás muchos ejercicios porque quiero que la gente se replantee un poco sí está haciendo lo que quiere. Que es en buena parte ese recorrido que hice yo, primero trabajando en una empresa familiar, después emprender una profesión y emprender de vuelta, eso fue la clave para mí.
¿Cómo fue la parte creativa de poner en orden el contenido del libro?
Creo que si tuviera que elegir una cosa en cual me destaco, es encontrar patrones, cosas en común entre cosas que no lo parecen. Y para poder hacer eso en lo que me eduqué, tengo mucha disciplina, tomar nota de todas las ideas que se me ocurren. Decían que Hemingway llevaba siempre libros en el bolsillo, uno para leer y otro para escribir y yo llevo siempre o una app en mi celular o en la computadora o incluso en WhatsApp tomo nota de todas las ideas que se me ocurren. Las catálogo y periódicamente la revisó para todo lo que escribo. Entonces cuando empecé, que también es algo que me pasó por casualidad, no es que me propuse escribir un libro sobre cómo ayudar a la gente a estar más felices con lo que hacen. Empecé y se fue formando este libro. Porque yo no me veo como un experto, sino más bien como alguien que fracasó muchas veces y se anima a contarlo. Pero lo otro interesante que pasó es que yo soy muy activo en una red social Linkedin y suelo desafiar a quienes me siguen. Hay ciertos desafíos que prendieron muy bien y que me mostraron que eran temas muy interesantes para el público. Por ejemplo un día pregunté sobre las frases que nos sacan de quicio en el trabajo, entonces me dijeron cosas como: “No te pago para que pienses”, “Aquí al que se destaca por bueno por malo le cortan la cabeza”. Todas esas frases que son inaceptables de una manera pero que siguen existiendo, empezaron a contestar muchos y comentar. Hice muchas cosas con mis seguidores y de ahí surgió el capítulo 5 del libro que surgió cuando me pregunté: está viendo una serie de Netflix “Dark” que es de un viaje en el tiempo y les pregunté ¿qué le dirías a tu yo de 18 años? Y me contestaron 350 o 400 personas y como economista que soy empecé a ver patrones. También lo que unía esas cosas es tal vez una educación financiera a los 18 no los 40 como hice yo. Empecé a ver esas ideas y a unirlas y eso se convirtió en el epílogo del libro. Y yo no me considero un escritorio, a pesar de haber publicado el libro, porque tampoco soy tan disciplinado como un escritor pero si lo soy para juntar mis ideas, analizarlas y darlas al público; desafiar, proponer ideas y ver qué pasa, creo que es una forma muy constructiva, digamos muy linda de desarrollar contenidos.
¿Puedes platicarnos del curso que se incluye “Buscar trabajo es un trabajo”?
En mi adolescencia programaba computadoras. Entonces otro antecedente es que soy tímido, soy introvertido, aunque no parezca a veces. Y cuando dejé mi carrera y comencé a escribir y publicar en LinkedIn por un motivo la gente me empezó a pedir ayuda para buscar trabajo y me lo pedían de distintas maneras, me decían si podía revisar su currículum, si van a ir a una entrevista me preguntaban que les recomendaba, o que querían cambiar un trabajo. Y al principio empecé a contestar uno por uno, pero llegó el momento en que no daba abasto. Pero además me cansaba la situación de que se repetían las preguntas porque todos me preguntaban lo mismo yo tenía ganas de ya no contestar. Y entonces ahí se me prendió la lamparita y se me ocurrió que si bien no quería platicar con tanta gente por ser introvertido con la idea de que yo sé programar me dije que habría que automatizarlo. Entonces lo que hice fue a un curso y cada persona que me pregunta le pasaba el link no me tomaba más tiempo y era muy cómodo para ellos. Muchas personas hicieron ese curso y la versión mejorada es lo que encontrarán en el libro ,que es básicamente un curso un poco distinto a lo habitual en dónde te ayudó a entender un poco mejor que es lo que quieres y buscar en base a eso, no sólo un trabajo porque sí, sin un trabajo con sentido para ti.
¿Cómo hacer para escapar de esa zona de confort en la que a veces nos estancamos y que no nos deja desarrollarnos?
Lo que diría primero es que a veces la zona de confort es adecuada. Porque también está de moda que hay que salir de la zona de confort o expandirla. Hay momentos en los que necesitamos esa comodidad, el asilo es esa zona. Entonces cuando mis hijos eran pequeños y yo me estaba enfocando en criarlos y cuidarlos y quererlos, la verdad es que me hubiera gustado muchísimo salir de la zona de confort laboral porque no tenía la energía para hacerlo, pero estaba bien ese equilibrio. Ahora, para mí el concepto de la zona de confort es entender por qué salir suena muy dramático, para mí es imaginarte la zona como un diagrama, como un círculo en dónde estás en el medio y lo que vas haciendo es empujar un pedacito cada día hacia afuera. Estas agrandando la zona de confort. Ahora imagínate que eres un niño de un año y estás gateando y te empiezas a preguntar, a querer salir de la zona de confort. Eso sería tratar de levantarse, de pararse y no sabe o no es consciente, pero se va a caer y no una vez sino 800 veces y nosotros como niños salimos de la zona de confort muchísimas veces. Lo que pasa es que la sociedad, los mandatos, muchísimas cosas de nuestra educación, nos llevan todo el tiempo a buscar una zona de confort de vuelta. Pero es como un ritmo que debemos llevar, donde si periódicamente aprendimos a caminar, vamos a hacerlo por 2 años, pero a los 4 querrás aprender a andar en bicicleta, y a los 7 le querrás quitar las rueditas de apoyo, a los 14 probar una patineta. Y lo mismo pasa en lo laboral, no es que hay que pegar un salto, porque de hecho cuando yo salí me preguntaban ¿cómo te animaste a dar ese portazo? y mi respuesta es que yo no di ningún portazo, yo estuve cuatro años trabajando en mi salida. Al principio no lo sabía, fue algo paulatino, pero fui construyendo el nuevo Leo. Para mí la clave acá es entenderlo, y si tuviera que resumir en una frase es que: no tenemos que salir de la zona de confort pero podemos elegir expandirla. Y que estar en la zona de confort no es malo, tiene sus consecuencias pero no es malo. Expandirla es mucho más digerible que pegar un salto. Entonces vamos a expandiéndola todo el tiempo.
¿Tienes algún mensaje adicional?
Algo que dije en una charla TED hace poco es que antes nos podíamos tomar el privilegio de no seguir al salir de la Universidad, de la escuela en el siglo 20 y nunca más aprender, y nunca más estudiar. Pero creo que estamos en un mundo en donde no podemos dejar de aprender, en donde si pudiera pedirles algo a los lectores para que el mundo sea mejor, es que mantengan siempre la humildad de entender que saben mucho menos de lo que creen y la curiosidad para querer saber más debe seguir ahí porque nunca terminarás de aprender.
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