"Púa" de Lorenzo Silva, un thriller magistral sobre la condición humana. Púa viaja al corazón del verdugo y profundiza en el efecto vital irreversible que conlleva traspasar los límites y presentó la novela en FIL Guadalajara
En "Púa" de Lorenzo Silva el pasado vuelve para sacudir la vida de un antiguo agente secreto cuando ya no tiene el escudo de su organización. Participó en la guerra sucia del Estado, convencido de su causa: la defensa de una sociedad democrática y de las víctimas inocentes contra la violencia terrorista. Pero el tiempo ha pasado, no todo salió bien y la justificación es muy lejana, mientras que él ya no puede abandonar el lado oscuro. La críptica comunicación que acaba de recibir lo reclama de nuevo. Postrado en el hospital, Mazo necesita que su antiguo camarada Púa le ayude en una misión muy personal que él ya no puede asumir. Su hija corre peligro y tiene que alejarla de la vida que lleva y de quienes la rodean, cueste lo que cueste. Sólo alguien como Púa es capaz de llegar hasta el final para lograrlo. La llamada de su amigo lo devuelve a los días en el filo, la memoria de sus actos y las sombras de su propia naturaleza.
¿Cómo fue la concepción de esta obra?
Púa es un relato de ficción y además es una de sentidos que quizá van más allá de lo habitual. Yo escribo novela más o menos realista, ambientada en contextos, espacios temporales determinados y esta novela en cambio no se sabe en qué tiempo está. no se sabe tampoco cuál es su lugar. Se habla de una organización terrorista, se habla de un estado que se enfrenta, se habla de un país vecino, pero no hay ninguna coordenada definida. Esto es deliberado porque lo que he querido es narrar la historia a través de este personaje, una historia más general, una historia que para mí no se podría quedar confinada en un tiempo o un lugar. Lamentablemente hay organizaciones terroristas incluso activas en este momento, hay muchas en muchos lugares, la lucha antiterrorista por lo tanto está en muchos países y la guerra contra el terrorismo también se ha practicado en diversos países y además en diversos países considerados democracias.
Entonces yo preferí ir a ese terreno de la ficción, precisamente para poder contar de manera más completa una historia que para mí surge de muchos testimonios reales. Yo en los últimos años he tenido la oportunidad de entrevistar a personas que han formado parte de grupos terroristas, a personas que han luchado contra organizaciones terroristas dentro de la ley y otras al margen de la ley, a personas que han luchado en escenarios bélicos, entonces son los episodios o en la lucha contra todos o todo ese tipo de grupos, ha habido implicados por ejemplo españoles que yo he entrevistado y de todas sus entrevistas y testimonios que yo hice para otros libros una y otra vez me encontraba con un testimonio que ya no podía darle cauce en los libros que estaba escribiendo.
Por decirlo de una manera simple me encontraba una y otra vez con personas que encajaban en el perfil del verdugo, que es el terrorista que busca matar una persona a la que no conoce, el verdugo también es el policía que tortura un detenido o el soldado que en un combate que hace fuego contra el contrincante y ese era el perfil que yo quería, un verdugo que además no es un verdugo amoral, no es un verdugo sádico, no es un psicópata. Creo que tuve la fortuna de no encontrarme con ningún psicópata y no digo que no los haya, pero las personas con las que yo hablé tenían una conciencia moral, que habían tenido un dilema moral y lo habían afrontado, cruzan ciertas líneas que los demás no cruzaban y luego muchos años después lo recordaban, analizando la experiencia, no lo recordaban banalizando la experiencia sino siendo conscientes de que esa era una mochila personal muy pesada y que les iba a tocar acarrearla, no la tenían quien les dieron las órdenes ni quienes se habían ideado la ideología que sustentaba la organización terrorista, algunos de ellos siguen siendo profesores universitarios, enseñando en facultades, porque esa gente nunca se manchó las manos sin embargo ellos sí se mancharon, entonces esta novela digamos es la historia de un soldado que se mancha las manos.
¿Dicen que el amor mueve al mundo, pero el mal puede ser uno de sus motores también?
El mal y el odio, el resentimiento, el rencor además el rencor genera una espiral que se retroalimenta hasta el infinito. Cuando alguien sufre una ofensa grave una reacción humana es ofender como respuesta, y a su vez esa respuesta puede acabar ofendiendo a uno que no tiene que ser el ofensor inicial y que a su vez tiene necesidad de ofender para defenderse y ofender a otros que a lo mejor no es el que lo ofendió. Entonces sucede en la historia que el personaje sufre una ofensa grande, una tragedia personal injusta gratuita, que le trastoca y él responde embarcándose en una guerra, primero de manera legal pero después traspasa la línea y es que empieza a convertirse también en un criminal y acaba haciendo daño a otras personas que a su vez vivirán en el rencor del daño que han recibido de él y así está el infinito.
¿Púa se vuelve prisionero de su pasado?
Creo que somos tanto más prisioneros de nuestro pasado sobre todo si el pasado es problemático, como tiende a ser el pasado de las personas a partir de cierta edad, como tiende a ser el pasado de muchas sociedades como la española, la mexicana, la húngara. Porque los pasados siempre son complicados, yo creo que la única redención que tiene mi personaje es que él intenta no engañarse, él intenta ser consciente de que es de que lo que ha hecho.
Y no hay manera de borrar el pasado oscuro, se intenta borrar a veces con misiones edulcoradas, misiones maquilladas para que no nos molesten, pero creo que al final cuando el pasado es complejo solo hay una solución que permite mantener la dignidad que es acarrearlo, es como si tienes que llevar una mochila y acostumbrarte, sin tirar la mochila porque eso tan sólo una falsa solución.
¿Púa llegó primero o fue la historia?
En este caso vino el personaje primero, que bueno es una historia de ficción basada en testimonios, experiencias de personas reales, pero que no representa ninguna de ellas porque no es mi intención. De hecho sobre algunas de las personas que he escrito otros libros, de quién me ha inspirado, de ficción o no ficción, las nombro por su nombre, si quiero retratar algo que existió, alguien que existió, lo hago y hay que verificar bien todo lo que dices para no tener problema, pero en este caso yo quise que fuera un personaje de ficción, pero finalmente es el personaje el que marca la historia, lo que aparece en mi mente.
¿Cómo es su relación con los personajes, dejarlos ir cuando es su tiempo?
Depende del personaje, hay personajes con los que he convivido durante tres libros pero en el tercer libro cuando termino digo: si sigo lo voy a estropear, estoy estirando el chicle más allá de lo que debería; y hay otros personajes con los que llevo 13 libros y todavía no siento que haya acabado, qué es lo que sucederá en algún momento pero aún no, pero van 25 años con ellos, 13 libros y dentro de un par de meses estaré escribiendo otro porque son personajes que tienen un largo recorrido, que tienen una construcción que me permite pasearlos por distintos escenarios, incluso en distintas historias.
Hay otros personajes que son singulares, este personaje no sabría qué decirte, porque yo lo pensé como personaje singular, no pensé que hubiera más novelas pero cuando se ha publicado empezó a decir mucha gente y gente de confianza que me ha leído bastante y me ha dicho: ¿te has planteado que este personaje reaparezca en una historia? y la verdad es que no sé lo que voy a hacer, pero me han dejado pensándolo, porque el personaje sí que viene con cosas que a mí me atraen de los personajes literarios, es un personaje crepuscular con un pasado, un personaje que está solo y me gustan esos personajes, que pertenece a una organización pero ya no pertenece, de hecho hasta se enfrenta a esa organización y finalmente acaba pactando con ellos.
Después de los otros proyectos veré si alguna idea madura y si no madura no pasa nada, porque q un personaje no lo puedes forzar, no lo puedes llevar más allá de lo que te permite.
¿Cómo es mirar atrás y el recorrido que ha tenido como escritor?
Yo como llevo más de 40 años haciendo esto, llevo 20 y tantos años publicando y sobre todo lo que para mí es más desconcertante podría decirse es que llevo 22 años viviendo de la literatura, y yo pensé que era imposible, por eso estudié derecho y estuve ejerciendo por mucho tiempo, porque pensé que de la literatura no se podía vivir, pero si he podido y mantener a mi familia y eso es porque existen unos lectores que han sostenido lo que hago. Eso realmente es un privilegio para nosotros, tienes que ser consciente de ese privilegio y estar agradecido.
Que muchos grandes autores a lo largo de la historia de la literatura no tuvieron eso, me acordaba por ejemplo de Kafka que vendió 1500 ejemplares en su momento y fue el escritor más importante, entonces los que podemos vivir de la literatura debemos estar agradecidos.
Para mantener la lealtad de sus lectores lo que tú no puedes hacer es reciclar ilimitadamente los aciertos que tuviste en el pasado, porque los aciertos que tuviste o no ya están hechos y está bien haberlos tenido, es mejor que no haber tenido ninguno, pero tienes que hacer otras cosas, por ejemplo en esta novela el protagonista es el criminal, es un ser oscuro y en mis novelas anteriores los protagonistas son gente que intenta detener el mal, en esta novela es un protagonista que quiere hacer el mal, ese cambio de perspectiva también es algo que yo necesito para poder seguir escribiendo.
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