Acompañada del thriller político, "La otra Isabel" se enmarca a 500 años de la caída de Tenochtitlan a manos de los conquistadores, para presentar una versión diferente sobre este hecho histórico.
Transcurría el año 1521 cuando el imperio Azteca era derrotado por los españoles. Ante la crisis, Tlatoani Moctezuma necesitaba resguardar a su hija preferida Tecuixpo y le pidió a Hernán Cortés que cuidara de ella. De esa manera, la heredera pudo regresar al palacio de Axayácatl. Fue protegida y bautizada como Isabel Moctezuma para luego casarla y así mantener su linaje.
"La otra Isabel" (Editorial Planeta), de Laura Martínez-Belli, narra la historia de cómo Tecuixpo fue criada en un mundo de intriga, traición y muerte, donde se vio obligada a vivir costumbres ajenas, despojándola de sus tradiciones y cultura, forjándose así un carácter estratega, combativo e inconquistable para proteger lo que le quedaba.
Esta obra desmitifica la vida de Tecuixpo y presenta una visión reveladora sobre el papel que tuvo, y el de otras mujeres, en la Conquista de México. Platicamos con su autora sobre todo el trabajo detrás de su más reciente obra.
¿Cómo surgió la decisión sobre escribir un libro sobre Isabel Moctezuma?
Fueron muchas cosas, cuando yo me aproximé al personaje no estaba claro que quisiera hacer una novela sobre ella, sino sobre la conquista. Y curiosamente fue al informarme de estos temas que me topé con ella. Era un personaje que me había estado rondando en la vida, pero no me había dado cuenta hasta que volví a España hace unos años. Descubrí que la hija de Moctezuma había tenido descendencia y que mucha de ella estaba en Cáceres (España) que hay un palacio ahí, el Palacio de Moctezuma. Vi que era el personaje femenino más importante después de La Malinche o a la par de ella, cada una a su manera. Isabel apaciguaba a los indígenas y eso fue importante
Cuando me pongo a ver cómo es la vida de esta mujer, me doy cuenta que encierra temas como el empoderamiento de la mujer, una voz no silenciada, porque no es como Carlota, porque de Isabel se sabe bastante y se le venera muchísimo, sobre todo en España más que en México.
Me doy cuenta de ese tema de la identidad, de la transformación a la que ella se somete, que es más bien una nueva culturización, porque no le quita lo que ella era, sino que suma a lo que ella era. Pero esta es una novela más grande, donde Isabel es la columna vertebral sin embargo al final es una novela épica sobre la conquista y sobre los acontecimientos que vinieron una vez que cayó Tenochtitlán.
¿Cuáles son las satisfacciones y los retos de escribir una novela histórica?
Es una barbaridad de retos, tantos en este caso que sufrí tinta para poder hacerla, por encontrar el equilibrio entre la ficción histórica y la historia, con mayúsculas. Tenía que ser una novela que fuera épica, quería que la gente sintiera la potencia de unos personajes fuertes, tanto españoles como mexicas, también que hubiera romance, que hubiera política, que hubiera muerte, que hubiera tradiciones, que hubiera batallas.
No quería hacer una novela de hechos históricos y narrarlo bonito, eso lo hace cualquiera, no tiene ninguna ciencia. Hacer una novela histórica es mucho más complicado, es rellenar los huecos que la historia no puede llenar con la imaginación, es reinterpretar los acontecimientos, darles tu propia versión de los hechos hacerlos verosímiles y coherentes a la vez. Que la trama de la novela enganche, que emocione, que haga llorar, los mismos retos que tienes en una novela normal sin adjetivos, los tienes aquí con estos agregados.
Requiere muchísimo esfuerzo, muchísimo trabajo, reestructuré todo una 7 u 8 veces, hice cinco manuscritos con diferentes tramas, me tuve que asegurar muy bien de la lógica de los personajes, de las motivaciones, sobre todo en el afán de construir la ficción que tenía que hacerlo encajar.
¿Al finalizar la novela, cambió tu perspectiva de Isabel?
Ahora la veo como una persona de verdad, antes cuando comencé a escribir la veía como un nombre en unos documentos, ahora es como si fuera una tía mía. La hice de carne y hueso, ahora si me preguntan quién es ella te puedo decir hasta en qué momento de su vida estaba triste. Le puse un cuerpo a la idea a la figura, y al resto de las figuras históricas que comprende el relato.
¿Es difícil depurar y seleccionar los datos en la investigación?
Si, de hecho antes de ponerte a escribir una novela como ésta pasas por lo menos unos años identificando las fuentes, como la vas a contar, organizando las tramas. Yo pasé un año, me la pasé pensando cómo iba a hacer esta novela, cómo contarla, cómo estructurarla seleccionando los acontecimientos históricos y trabajando el primer borrador. Yo me tardé un año en tener el primer borrador, por el verano de 2019 y a partir de ello, hice otros dos o tres borradores. Porque me di cuenta que estaban los acontecimientos históricos, pero no estaba la novela.
Cuando estás haciendo novela histórica ves los documentos con ojo de novelista. No tanto el acontecimiento histórico per se, sino cómo impacta la vida del personaje lo que estás contando. Debes encontrar el equilibrio para que enganche al lector.
Cuando leemos novelas históricas nos surge la curiosidad por saber más.
Yo creo que eso es sinónimo de que la novela está bien hecha. Debes generar la inquietud en el elector para investigar más. Si una novela histórica te gusta no te cases con lo que te contaron porque hay mucha ficción. Yo lo facilitó mucho porque al final del libro siempre les explicó que inventé y que no, para que puedan descansar tranquilos, y también yo me curó en salud. Es una parte importante que incluso yo agradezco como lectora.
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