Dougal Wilson muestra una historia tan entrañable como ocurrente en el Amazonas peruano en Paddington Aventura en la Selva
Este fin de semana se estrena Paddington Aventura en la Selva la tercer película que adapta al icónico osito de la literatura británica creado por Michael Bond. En esta ocasión, Dougal Wilson toma la dirección con Mark Burton, Jon Foster y James Lamont como guionistas. Por su parte, la mayoría del elenco se mantiene, excepto por Sally Hawkins, cuyo papel toma Emily Mortimer.
En esta ocasión Paddington (Ben Whishaw) recibe alarmantes noticias de la madre (Olivia Colman) a cargo del asilo en el que vive su tía Lucy (Imelda Stauton) lo que hace que la familia Brown decida acompañarlo hasta el Amazonas peruano. Así, Henry (Hugh Bonneville) Mary (Emily Mortimer) los ya crecidos Judy (Madeleine Harris) y Jonathan (Samuel Joslin) junto a la señora Bird (Julie Walters) terminarán involucrados en una búsqueda mítica en la que contarán con los servicios de Hunter Cabot (Antonio Banderas) y su hija Gina (Carla Tous).
Visualmente la cinta es sumamente agradable, los efectos especiales para darle vida al famoso oso y algunas de las más disparatadas de sus aventuras son creíbles y se incorporan bien con el resto del elenco. Además, tenemos varias tomas en la selva con panorámicas que bien podrían ser una postal, paletas de colores bien equilibradas que van hacia los tonos cálidos.
La música también es un buen apartado, si bien no es como tal un musical, tiene un par de piezas pegajosas que se quedan en la cabeza, por ejemplo, cierto número musical en el primer arco que sintetiza bastante bien algunos de los elementos más característicos del país que visitan los Brown, así como momentos emotivos que son enmarcados con la música.
Las actuaciones son hilarantes, sin bien los más jóvenes se quedan en segundo plano, Hugh Bonneville lleva por sí solo una subtrama bastante divertida, la adición de Coleman y Banderas ayuda a levantar tanto el misterio que se desarrolla a lo largo de la historia como la comedia que maneja principalmente un humor situacional donde cualquier cosa es posible.
La historia en buena medida sigue el viaje del héroe cruzado con una búsqueda del tesoro con sus toques de misterio, así que, aunque la consigna es sencilla, sabe manejar muy bien sus elementos para mantener al espectador interesado y preguntándose continuamente cuál será el desenlace, el cual, dicho sea de paso, me pareció bastante lindo.
Quizás donde flaquea la película es en tratar de involucrar algunos temas como el crecimiento y el nido vacío, los cuales se terminan resolviendo sin tener casi exposición, así que en momentos algunos personajes se llegan a sentir más como extras, esperando el momento preciso en que se requieran, de ahí que algunos momentos no terminen por dar el efecto que podrían haber provocado.
No obstante, en líneas generales es una película con una trama bien desarrollada, varios momentos ocurrentes que desatan las risas, otros que son verdaderos periplos que dan cierto guiño a los clásicos de aventuras y persecución, pero, sobre todo, una historia que se puede disfrutar en familia y quedarse con un buen sabor de boca al salir de la sala. Pocas trilogías infantiles logran mantener la tesitura, incluso después de un cambio en el equipo creativo tan drástico, por lo que se puede decir que Paddington supo mantenerse en el aire y tener un aterrizaje suave en esta tercera entrega.
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