La pesadilla que propone una premisa como esta historia clásica se vuelve más aterradora con este toque de terror psicológico muy eficaz.
Cecilia rehace su vida tras recibir la noticia de que su exnovio, un maltratador empedernido, ha fallecido. Sin embargo, su cordura comienza a tambalearse cuando empieza tener la certeza de que en realidad sigue vivo.
Quizá no sea infalible, pero mayormente Leigh Whannell sale avante en sus proyectos gracias al ingenio que tiene en sus creaciones, ya sea haciendo equipo para “Saw” o “El conjuro” o hace poco en el género de acción con “Upgrade”. Ahora toma en sus manos un clásico como “El hombre invisible” y sale avante con su propuesta.
Para comenzar el director no se aleja de la ciencia ficción que impregna este relato de terror. Todos los elementos que hay detrás de un protagonista como este, el científico capaz de volverse invisible. Pero no se queda ahí, logra mezclarlo con un sentido realista que lo vuelve un filme de terror psicológico genuinamente aterrador.
Desde el inicio de la película la tensión es persistente al ver cómo nuestra protagonista es acosada y maltratada por el hombre, y tras su muerte sabemos que las cosas no terminarán ahí. Ese es uno de los primeros elementos a destacar, porque usa un recurso muy loable, mostrar al público todas las cartas para sorprendernos cómo las utiliza. Como espectador sabes que el hombre no está muerto, que evidentemente se ha vuelto invisible, pero eso no diluye la tensión o los sustos.
En “El conjuro” regularmente se llega casi al punto de abuso de esos “saltos de susto”, aquí existen muy pocos pero son más efectivos precisamente porque la tensión no baja. Porque no te toma por sorpresa, como debe ser: va construyendo el momento.
La actuación es muy buena, Elisabeth Moss se mantiene con escenas y momentos genuinamente estremecedores, otro de los aspectos positivos y no siempre comunes en filmes de terror. No es que no haya filmes del género con buenas actuaciones, últimamente directores como Jordan Peele han hecho también su contribución con historias y personajes memorables, y esta se suma también.
Por supuesto que no dejan a un lado aquellos momentos básicos en que la víctima busca por todos los recursos de hacer visible al villano, y los enfrentamientos con él, la fantasía se mezcla de una manera eficaz.
Cuando jugamos y elegimos pensar que sería divertido ser una persona invisible, siempre suena perturbador o al menos perverso y con alguien como este protagonista es una pesadilla que se hace realidad.
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