La superestrella de la NBA, LeBron James, se une a Bugs Bunny y al resto de los Looney Tunes en esta esperada secuela.
La primera cinta la recordamos con cariño porque, aunque su combinación es extraña, terminó cautivando audiencias y quizá esto vuelva a suceder. Se mezclan dos ingredientes sin mucho en común, más que su respectivo arrasador éxito, los entrañables Looney Tunes y LeBron James haciendo el equivalente de Michael Jordan.
Por supuesto que la nostalgia juega un papel importante, y es la misma la que nos nubla un poco el juicio sobre qué tan buena o mala fue la primera y lo mismo sucederá con esta secuela. Otro factor importante en la cinta de 1996 fue la banda sonora que se volvió un éxito en ventas, cosa que difícilmente sucederá esta vez.
Su encanto quizá radicó en su rareza, si bien técnicamente la fusión entre animación 2D y acción viva es un logro a destacar, las cintas no ha sido las más divertidas, tomando de ejemplo también a “Looney Tunes: back in action”. Al final son como un juego mecánico que se disfruta pero no se queda en la memoria. Aunque sin duda la mercancía volará de los estantes, porque es un producto que aspira a eso.
LeBron es exitoso pero no es una figura como Jordan, al parecer lo sabe y quizá por eso en la cinta el enfoque va más a un personaje que mezcla realidad con ficción y a los problemas familiares como foco, con un mensaje positivo aunque básico.
Don Cheadle hace lo que puede con un villano de caricatura sin rumbo, sin sentido. Son los Looney Tunes los reyes al ser tal como son, provocando las risas de la película.
Es un gran anuncio de Warner Bros, quizá aprovechando el lanzamiento mundial de HBO Max porque exhibe cameos de sus franquicias más exitosas, aunque no al estilo “Ready Player One”, porque en muchas ocasiones se nota que son otros actores o incluso diseños un tanto diferentes, como los personajes que llegan a las fiestas infantiles.
El conocido lado satírico de los Looney Tunes es otro de los puntos que salvan, y uno de los momentos más graciosos es el reclutamiento del equipo, porque los animados están perdidos entre cintas o series de Warner, como Wile E Coyote siendo un War Boy de “Mad Max: Fury Road”.
Sin embargo la cinta no tiene rumbo, el ritmo es desigual, el comienzo es muy lento y todo lo que sucede para llegar al partido es muy forzado y deja una sensación incómoda. Incluso la primera parte del partido es aburrida, lo mejor llega justo cuando los Looney Tunes pueden brillar. Sabemos que es una película cuya audiencia principal son niños pero eso no significa que deban darles las peores historias y solo entretenerlos con lo más básico.
Es entretenida y no hay queja con ver a los Looney Tunes de nuevo en pantalla grande, pero el vehículo no tiene gasolina suficiente para llegar a la meta con fuerza.
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