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Foto del escritorDroideTV

Un lugar en silencio: Día uno, la precuela que sabe cómo jugar sus cartas

La premisa de esta Un lugar en silencio: Día uno se enriquece con la perspectiva de sus singulares personajes.


Un lugar en silencio: Día uno

Un lugar en silencio fue todo un hito en 2018 al experimentar una forma distinta de crear tensión junto a una premisa interesante entre la ciencia ficción, el suspenso y el drama con personajes en situaciones bastante reales y lejanas a los protagonistas estereotípicos. Ahora llega su precuela, una historia aparte de la familia Abbott en una de las urbes más ruidosas: Un lugar en silencio: Día uno.


En esta ocasión John Krasinski no estuvo a cargo de la dirección, sino que le pasó el manto a Michael Sarnoski, quien también colaboró en el guión junto a Bryan Woods y, por supuesto, Krasinski. La premisa de esta cinta ofrece una historia independiente de los primeros días tras el surgimiento de los Ángeles de la Muerte, estos seres con un oído extremadamente agudo que matan sin piedad a cualquier presa que detecten, justo en la bulliciosa ciudad de Nueva York.


En este caso seguimos a Samira (Lupita Nyong’o) quien junto a su gato Frodo (Schnitzel y Nico) va a una excursión a la Gran Manzana con un firme propósito en mente. Sin embargo, sus planes se vendrán abajo súbitamente con el ataque de unas misteriosas creaturas que sumen a la metrópolis en cenizas en cuestión de horas. Obstinada, decide seguir su camino, lo que la hará cruzarse con distintas personas en pánico, incluyendo al joven Eric (Joseph Quinn).


En lo personal, creo que lo más importante de esta película son sus personajes, Lupita Nyong’o es extraordinaria en un papel que desafía el punto de vista de la mayoría de las cintas apocalípticas, ya que atraviesa una situación que la lleva a cuestionarse ¿incluso si sobrevive a la infestación, cuánto tiempo más podrá vivir? Sam desafía muchas de las normas de las películas de terror. Por otro lado, tenemos a Quinn, con un personaje que es el polo opuesto de Sam en más de un sentido, pero que al mismo tiempo nos brinda un acercamiento más emocional de la situación.


Por último, pero no menos importante, tenemos al personaje de Frodo, quien fue interpretado por dos gatos y no es secreto que este dúo dinámico cambió la percepción que tenía Nyong’o de los gatos y ahora se ha unido al club de los cat lovers. Si bien hay algunas situaciones que dan lugar a los “gato ex machina” creo que pocas cintas han tratado a sus coestrellas animales con un peso para la historia más allá del shock value de hacerlos pasar por momentos terribles para que nos sintamos mal con ello. En esta cinta Frodo es importante para forjar un vínculo entre los protagonistas, incluso tiene sus propias escenas de tensión, sin volverlo explícito o tortuoso para los amantes de los animales.


Si la música está hecha de sonidos y silencios, esta precuela consiguió una melodía peculiar entre la música de Alexis Grapsas y el guión. Los protagonistas tienen apenas tiempo de conocerse o de decir más de lo estrictamente necesario y aún así la película logra que te preocupes por ellos y empatices con sus circunstancias. También vale decir que la sonorización hace lo suyo para que hasta los sonidos más sutiles como una tela rasgada te puedan hacer sentir un profundo temor. Hay una mezcla peculiar entre terror, supervivencia y drama que hace que realmente se sienta como una historia apocalíptica con su propio peso más que el simple morbo por la sangre y la acción.


Eso sí, no se queda atrás en efectos, maquillaje y escenas que te pondrán los pelos de punta. El equipo fue creativo y explotó bastante bien las características de la gran urbe para ofrecer varias escenas memorables, junto con un final más que icónico. Así pues, la precuela es fiel al universo al que pertenece, ha sido hecha con ese empeño por explorar más allá y sabe expandir un lore que hemos visto a lo largo de los otros dos filmes. Una buena elección para el fin de semana.


Andrea Rodriguez

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